Llegó el «viernes negro». Una fecha de bombardeo comercial que ha ido ganando posiciones en España. Una jornada que consumo masivo que está evolucionando rápidamente. Pero ¿Es un buen aliciente para el canal? ¿Qué consecuencias puede acarrear la explosión esperada en unos años?
El efecto llamada del Black Friday es innegable. En noviembre de 2016 y gracias a esta fecha las ventas se incrementaron un 4%, según datos de ANGED. Una subida que las previsiones apuntan a que vaya a más en esta ediciones y en las venideras. Según el estudio de consumo navideño de Deloitte, aunque diciembre seguirá siendo el mes estrella para las compras (con el 66%), noviembre (con un 23%), va consolidándose como segunda opción. Veamos qué puntos positivos y negativos acarrea esta jornada.
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Incentivos navideños
La patronal Anged apunta a que el Black Friday puede suponer un tercio de la facturación navideña. Este dato pone de relieve la importancia de la cita para cualquier vendedor que también nos confirmaban desde Tech Data con una fuerte subida de los pedidos para la fecha. Y es que según cuenta desde eBay, 40% de los españoles tiene planeado adquirir algún artículo. Su presupuesto medio es 118 euros.
Según cálculos de la Confederación Española del Comercio, el 30% del comercio pequeño y mediano participará en el Black Friday 2017. Una porcentaje todavía muy pequeño que invita a pensar en el margen de maniobra que existe para encumbrar esta cita importada de Estados Unidos.
Pero…
Como en todo siempre hay un pero. El Black Friday obliga a que los comercios deban ajustarse para aprovechar ese día comercial al máximo y cedan esfuerzos de cara a la campaña navideña. Un hecho que puede suponer un desinfle de las ventas en el resto de citas tradicionalmente destacadas con descuentos.
En estas ansias por vender muchos han comenzado a tirar directamente los precios con la consecuente reducción de márgenes. Las grandes superficies aprovechan su poder para conseguir un portfolio atractivo a un precio muy competitivo que las tiendas más pequeñas no se pueden permitir. Una guerra de precios en la que es difícil ganar si no eres un Carrefour o MediaMarkt.
La democratización del Black Friday supone además que sea complicado destacar. Algunos han intentado anticiparse a la cita o extenderla en el tiempo en su afán por diferenciarse pero lo cierto es que el nivel de impactos que recibe un cliente medio en este día es tan alto que es complicado sobresalir. Tanto es así que la Confederación Española del Comercio considera que los importantes descuentos que se verán en este día desinflarán la campaña navideña y posteriores rebajas.
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Ya que la compra on-line, tal y como comentan desde Cetelem, ya es la primera opción para los usuarios que adquieren tecnología, por delante del comercio físico, el reto en aún más grande. Tener unos sistemas que sean capaces de soportar el pico de visitas a nuestra tienda on-line o contar con un buen soporte técnico y de atención al cliente son puntos claves que, en muchos casos, no se dan.
La fuerte demanda on-line además motiva un incremento de la logística en un solo día. El año pasado ya supuso problemas importantes que este año parece que los etailers tienen previsto. Sin embargo, este punto es siempre uno de los más delicados y que puede suponer la pérdida de un cliente si no se gestiona correctamente.
Por último, no debemos pasar por alto la seguridad. Aunque es vital en cualquier momento del año, el Black Friday y el incremento de demanda en esta época invita a que los cibercriminales actúen con más ahínco. De hecho, Check Point ha encontrado vulnerabilidades en tiendas como Aliexpress que invitan a que los «malos» puedan hacerse con datos confidenciales.
Imagen | Ali Yahya