No hay sector tecnológico que de una forma u otra hable de la Inteligencia Artificial (IA). La automatización y aprendizaje de las máquinas más avanzada se ha convertido en una tendencia transversal que guiará este 2023 en la que los partners TI deben tener un papel activo y fundamental.
La automatización de procesos, la reducción del time-to-market y la diferenciación de producto son algunos de los retos que se plantean las empresas. Unos desafíos donde la transformación digital con tecnologías como la IA son básicas para conseguir objetivos.
Y es que formar parte de la evolución de la IA no es una opción, sino ya una obligación. Tanto organizaciones como partners TI deben entender cómo funciona la IA para poder aplicar todos sus beneficios a su caso concreto. Y es justo ese el gran reto que propone la Inteligencia Artificial que espera cambiarlo todo en los próximos años.
Para hacernos una idea del mercado al que aspira la IA hablamos de unas previsiones que superan los 500.000 millones de dólares en 2023. Este es el gasto previsto por empresas y gobiernos por parte de la consultora IDC que aplicarán a proyectos que podrían ayudar a curar cánceres, a circular automóviles autónomos o realizar funciones y trabajos repetitivos, entre otros muchas opciones.
IA, un poquito más conocida
Pese al futuro halagador que se espera para esta tecnología, esta tecnología es mucho menos conocida de lo parece para el común de los mortales. una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) revela que el 32,3% de los españoles no tiene una opinión formada sobre la Inteligencia Artificial y el 15,1% desconoce su aplicación.
Aún así, herramientas que se han viralizado como el ChatGPT están ayudando a que el consumidor final y las empresas tomen conciencia de todo lo que puede hacer por ellos, para bien o para mal, depende cómo se mire, el aprendizaje de las máquinas aplicado de la forma correcta. Tanto es así que ya casi la mitad de las empresas españolas se plantee invertir en tecnologías IA..
Sin embargo, estamos de acuerdo con que Inteligencia Artificial puede ser todo o nada. Si nos centramos en la definición propuesta por José Antonio Suárez, Director General de Exceltic lo podemos constatar:
«El término abarca una rama de la informática centrada en la creación de máquinas capaces de pensar y aprender, al integrar big data, machine learning y deep learning para analizar el mundo circundante y tomar conclusiones de forma autónoma como haría un humano».
Y es que finalmente hablamos de una tecnología que permite, en base a un volumen muy elevado de datos, establecer ciertos patrones de actuación ayudado por las experiencias previas. Esto puede ayudar a las empresas a tomar decisiones en base a algoritmos, identificar conductas o crear nuevas para que las propias máquinas trabajaen su propio beneficio.
El enorme volumen de datos que se ha conseguido procesar en los últimos años ha hecho que su avance haya sido especialmente importante en los últimos años. Así, poco a poco vamos encontrando casos de uso en todos los verticales: desde el sector sanitario, financiero hasta la industria 4.0, la energía o el retail.
Además, la IA también se aplica de forma transversal en áreas como la atención al cliente o la ciberseguridad porque finalmente es una herramienta más que se puede suponer en cualquier otra solución para multiplicar los beneficios de la misma.
La adopción, el reto en manos de los partners TI
Conociendo como vamos conociendo hasta dónde puede llegar la IA -y esto es solo el inicio-, ahora el gran desafío es aplicar toda esta inteligencia a los proyectos de las organizaciones. Un punto donde los proveedores tecnológicos son la pieza esencial.
El reto de implementar la IA no es baladí. Cierto es que muchos fabricantes ya están incorporando esta tecnología a sus soluciones. Un paso que facilita la tarea de los partners, pero que también pone sobre la mesa nuevas ideas y opciones para potenciar los efectos ventajosos de esta tecnología.
Y es que son los partners los que deben aprender a utilizar la Inteligencia Artificial para ofrecer más valor a sus clientes. Ya sea en verticales o en nichos tecnológicos, deben salvar las barreras que obstaculizan la adopción de esta tecnología (altos costes, conocimientos y gestión de datos) para proponer una estrategia a medio plazo. Para ello, es clave tener buenos aliados tecnológicos y un conocimiento profundo.