Para bien o para mal, la Inteligencia Artificial es un fenómeno tecnológico del que nadie se escapa. Y la sanidad no iba a ser menos. Los centros hospitalarios, de investigación y de salud son y serán espacios donde la tecnología cada día cobra más importancia y la IA puede jugar un papel clave.
Los avances tecnológicos son evidentes en sanidad. Desde la implantación de sistemas de gestión de citas hasta la integración de equipos audiovisuales en puntos claves como los quirófanos o las salas de control, el mundo sanitario ha visto un aliado en el I+D.
Las aplicaciones de la IA en la sanidad también van apareciendo. Desde la posibilidad de crear diagnósticos más precisos y precoces hasta el uso en la prevención de enfermedades, trastornos o riesgos de salud pública. También en la formación puede marcar un hito de trabajo a la hora de capacitar a los profesionales con experiencias inmersas como la propuesta por Faro Edtech o asistentes virtuales.
Son muchos los proyectos que se van apoyando en esta tecnología tal y como señala Salvador Macip, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC e investigador del grupo FoodLab:
«La IA ha explotado en el ámbito público el último año, pero hace tiempo que la estamos implementando en investigación de medicina. La iremos perfeccionando e iremos viendo aplicaciones clínicas útiles en breve, en estos próximos años. No es el futuro, es el presente o un futuro muy inmediato».
Sin embargo, la IA por si sola no es nada. El respaldo de datos para crear modelos de aprendizaje, equipos capaces de computar, organizar y gestionar toda esa información y pantallas desde las que analizar lo que está ocurriendo son imprescindibles. Por encima de todo ello, la capacidad humana de supervisar y guiar a una IA que necesita generar confianza y ser transparente. Solo así creará beneficios reales en la sanidad.
Es por ello que la IA debe buscar aliados que multipliquen su potencia y la hagan real en la sanidad. Proveedores que permitan maximizar toda su capacidad para explorar nuevas vías de trabajo que se integren en el día a día sanitario y mejoren la salud de todas las personas.
La cara oculta de la IA en sanidad
Los avances que está permitiendo la IA suman una larga lista, pero los expertos sostienen que también cuenta con limitaciones y obstáculos. Al igual que la sanidad se coloca en las primeras posiciones de innovación, también la IA se puede usar para fines menos beneficiosos. De hecho, la Inteligencia Artificial se posiciona entre los sectores más afectados por efectos adversos de esta tecnológica en la próxima década, según un informe del Swiss Re Institute.
A medida que el sector sanitario aumente su exposición a la Inteligencia Artificial para optimizar funciones como la administración, la monitorización de pacientes, el diagnóstico y el desarrollo farmacéutico, los riesgos también aumentan y las consecuencias pueden ser graves o incluso letales. Por ejemplo, los algoritmos de IA defectuosos o sesgados podrían dar lugar a diagnósticos erróneos, lo que provocaría enfermedades graves o incluso la muerte.
En este punto, las ciberamenazas serán uno de los terrenos donde la evolución de la IA ayudará a que vayan a más. Ataques más sofisticados y especializados que obligarán al sector sanitario ha crear estrategias de ciberseguridad mucho más robustas y pensadas para minimizar los riesgos.
No en vano, las aseguradoras comienzan a evaluar estos riesgos ofreciendo coberturas específicas para evitar males mayores. Un campo que claramente será clave en un futuro inmediato.