De un tiempo a esta parte la industria tecnológica se ha centrado en hablar sobre la ciberseguridad gestionada, los servicios gestionados de ciberseguridad o la ciberseguridad como servicio (as a service) como la mejor vía para afrontar una protección empresarial. Y es que sin ser incierta esta afirmación, esto ha obligado a que todo el sector cambie sus estrategias, pero ¿Por qué? ¿Qué ha cambiado realmente?
Hasta hace unos años los partners que procuraban soluciones de ciberseguridad se dedican a instalar esa tecnología y poco más. El eje central era esa solución, a la cual se le podía añadir un soporte postventa y, en el mejor de los casos, un seguimiento.
En poco tiempo, el contexto ha cambiado radicalmente. Esto ha obligado a los partners a convertirse en agentes especializados que deben proponer mucho más que una tecnología. Por supuesto, la solución que respalda su propuesta sigue siendo fundamental, pero aún más, la cobertura que ofrecen a su alrededor. Esa es justo la parte que más valor, rentabilidad y conocimiento necesita y donde las empresas están dispuestas a invertir.
Este nuevo paradigma no ha llegado de la nada, sino de un caldo de cultivo idóneo que ha propiciado un ecosistema de ciberamenazas e impulsado el negocio de los servicios acordes a las necesidades de los clientes. Y ahí la ciberseguridad gestionada es una de las respuestas más acertadas. Vemos cómo hemos llegado hasta este punto.
Cada 11 segundos una empresa sufre un ataque de ransomware. Y esto solo hablando del ransomware, que no deja de ser una, aunque la más común, de las múltiples ciberamenazas que existen. Pero hay muchos más datos. En España los ataques han aumentado un 49% en el último año y hay una media de 1.250 ciberataques por semana.
Cada 11 segundos una empresa sufre un ataque de ransomware
Solo sabiendo esto, nos podemos hacer una idea del clima actual. Un entorno que con las tendencias tecnológicas en alza, ha traído muchas más formas de ataques innovadores. La inteligencia artificial o el blockchain son herramientas que, en las manos incorrectas, pueden convertirse en un arma muy potente.
Y en esta realidad se encuentran las empresas. Una entorno con cada vez más ciberamenazas que se han convertido en un negocio muy lucrativo, incluso más que el de la droga, y que no tiene visos de ir a menos.
El contexto creciente de ciberamenazas se une al cambio en la forma de trabajar de las empresas. Antes eran organizaciones que se asemejaban a un castillo donde poner murallas, fosos y arqueros. En este entorno era relativamente fácil defenderse poniendo la seguridad perimetral suficiente. La ciberseguridad clásica era una buena respuesta.
Sin embargo, el auge del trabajo híbrido y los entornos colaborativos ha promovido muchos cambios y expandido el perímetro. Ahora, las compañías se parecen más a un aeropuerto con entradas y salidas, cambios de ubicación y espacios en continúo movimiento que proteger.
El nuevo mundo que ha traído la democratización de la digitalización, también conlleva muchos retos de ciberseguridad. Y es que los sistemas, equipos, aplicaciones e información que proteger se han multiplicado exponencialmente y con ellos, los riesgos y brechas posibles.
Aunque es cierto que cada vez hay más concienciación en protección empresarial, cada vez existen más cuestiones a tener en cuenta. De ahí, que la ciberseguridad gestionada sea una propuesta acertada para dar respuesta de una forma ágil.
Realmente el tamaño de la compañía nunca ha importado del todo, pero ahora mucho menos. Una microempresa de dos trabajadores, mañana puede ser un gran unicornio y hoy mismo puede albergar datos tan sensibles y jugosos como una gran corporación. El mundo empresarial, que ya de por sí era heterogéneo, ahora lo es mucho más y por tanto, amplía las posibilidades de sufrir un ciberataque.
Se dice que las empresas se dividen entre las que han sido atacadas y las que lo van a ser. Una afirmación que engloba a todo tipo de compañías. Así, el tamaño se ha vuelto un factor menor. Todas las empresas, sin exclusión, necesitan estar protegidas con el máximo nivel.
Si en la ciberseguridad más clásica los partners debían ser revendedores, ahora estos han pasado a ser proveedores de servicios (MSP) que se acoplen en una estrategia. Y es que los servicios de ciberseguridad gestionada que un partner puede ofrecer son cruciales, pero poco pueden hacer si no van acompañados de una buena planificación y política de protección empresarial.
Así, los proveedores de ciberseguridad gestionada también han pasado a ser estrategas y compañeros, especialmente en las pequeñas empresas, a la hora de trazar un plan de acción para formar, integrar y responder ante el clima actual.
Entender el complejo mundo de las ciberamenazas y tener las herramientas adecuadas para trazar la estrategia de protección que se requiere, no es sencillo. Hace falta tiempo, conocimientos, tecnología y, lo más importante, recursos humanos que las empresas no siempre tienen.
De hecho, no solo los clientes finales son deficitarios de equipo para cubrir su protección. La brecha de talento ciber es inmensa y afecta tanto a empresas como proveedores. No hay profesionales para cubrir todas las vacantes, pero tampoco suficiente información para tomar unas medidas básicas de ciberseguridad.
La brecha de talento ciber es inmensa y afecta tanto a empresas como proveedores
Aunque es complicado de calcular, algunas estimaciones como la de ObservaCIBER apuntan a que en España hacen falta casi 25.000 profesionales para cubrir las demandas de ciberseguridad existentes. Un número que, pese a todas las iniciativas en marcha, sigue yendo a más.
A esta brecha de talento especializado hay que sumar la falta de formación a nivel general. Y es que no podemos olvidar que el mayor vector de riesgo siguen siendo los empleados, a los que es necesario inculcar buenas prácticas digitales.
Por ello, la ciberseguridad gestionada es una forma de intentar salvar esta falta de profesionales y ayudar a desplegar protección a toda la organización. Gracias a la tecnología, es posible automatizar muchos procesos e intentar facilitar el trabajo tanto de aquellos equipos más especializados como a los más profanos.
En este punto es donde la ciberseguridad gestionada puede ser nuestro aliada. Una aproximación que busca sacar el máximo rendimiento a las soluciones tecnológicas y el valor de los partners.
Pero ¿Qué es la ciberseguridad gestionada? Puede resultar complicado de encontrar una definición concreta, ya que existen muchas aproximaciones y perspectivas. Sin embargo, la más acertada puede ser aquella que establece todas las tareas que se realizan para conseguir mantener a salvo los sistemas y redes de una organización.
Y ese el camino que, como partner, debemos transitar. El camino hacía una protección 24×7, siempre preparada para recibir ataques, mitigarlos y encontrar la solución idónea para que el negocio no pare, o lo haga con las menores consecuencias.
La ciberseguridad gestionada busca sacar el máximo rendimiento a las soluciones tecnológicas y el valor de los partners
En este trayecto también es vital encontrar el equilibrio entre proveedores servicios de seguridad gestionada y llevar las mejores prácticas dentro de nuestra organización. Y es que un proveedor poco protegido se puede convertir en el eslabón débil con el que llegar al objetivo final.
Así, debemos dotarnos de las herramientas adecuadas para proteger y cubrir a los clientes ante cualquier ataque o incidencias. Un terreno donde los servicios puede ir desde aquellos más básico como el análisis y la detección hasta los más complejos que implican la monitorización y supervisión continúa, sin pasar por alto la formación y concienciación. Porque si los cibercriminales no descansan, la ciberseguridad gestionada tampoco debería hacerlo.
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