Sostenibilidad y tecnología son dos conceptos cada día más unidos. Y es que las empresas que apuestan por cumplir con los objetivos sostenibles internos y externos echan mano de soluciones tecnológicas. Un entorno donde entran en juego herramientas eficientes, que reduzcan la movilidad o impulsen la colaboración y además sean escalables, flexibles y medibles.
El mundo mira al medio ambiente como una cuestión de obligado cumplimiento para las empresas. Ya no solo por su reputación o porque las normativas les llevan por ese camino, sino también porque sin compañías sostenibles estamos condenados a quedarnos sin planeta en el que vivir.
Pero aún estamos en el camino de conseguir ser sostenibles. Un estudio de Denodo advierte que solo el 10% de compañías europeas se encuentra en la fase más madura de sus iniciativas de sostenibilidad. Aún así, el 44% ya incluye retos relacionados con el medio ambiente y el 35% trabaja en una estrategia con visión global para reducir el impacto de sus operaciones.
Según los expertos de IPM, a Ricoh Company, más del 45% de los directivos españoles escogen primero proyectos y soluciones de digitalización que sean sostenibles en sí mismos y que faciliten la sostenibilidad del propio negocio.
De hecho, según Denodo, en 2022, 2 de cada 10 empresas destinó más del 10% de su presupuesto de TI a acciones relacionadas con la sostenibilidad. Un porcentaje que va en aumento y requiere de asesoramiento por parte de los proveedores especializados.
Para conseguir empresas sostenibles, las soluciones IT deben ser, en primer lugar, escalables, lo que supondrá un gasto menor de espacio y energía para la alimentación de la infraestructura física a largo plazo; en segundo lugar, flexibles, para que evolucionen al mismo ritmo que el negocio; y, por último, medibles, cuyo rendimiento sea analizado en tiempo real.
“La clave para tener éxito al apostar por la sostenibilidad en la empresa es pensar en la tecnología como habilitadora de la misma. Es decir, apoyarse en las soluciones TI para determinar qué sistemas son eficaces, cuáles no son rentables y de qué forma se pueden sustituir o evolucionar para que sí lo sean”, explica Paloma Herranz, que añade que “esta estrategia no solo apela a la dirección de las grandes empresas, sino que su desarrollo es igual de factible en las pymes. De hecho, puede ser de gran ayuda para cumplir con las normativas europeas y políticas de sostenibilidad, así como para elaborar informes ESG más precisos”.
Y es que para ser sostenibles no vale cualquier tecnología. Es necesario invertir en aquellas que garanticen la reducción del impacto medioambiental, ya sea en la energía, en los materiales empleados o en la huella de carbono.
Por ello, el avance es lento pero seguro, ya que las empresas están experimentando diversos desafíos operativos y tecnológicos. Sus modelos de negocio, que hasta ahora no estaban adaptados para ser sostenibles, supone un obstáculo que salvar. Un aspecto donde la tecnología y los partners son grandes aliados.