La VoIP o telefonía IP sigue en auge: es una herramienta barata pero eficaz para mejorar las comunicaciones corporativas. Pero, ¿se aplica esta percepción también a los teléfonos IP en la era del trabajo híbrido? ¿Merece la pena apostar por teléfonos IP en esta era?
La telefonía IP satisface las exigencias de las comunicaciones corporativas más actuales gracias a su mayor escalabilidad y a la reducción de costes que ofrece. Su integración con otras tecnologías en alza, como 5G o IoT, y la creciente aceptación de los modernos servicios y plataformas de comunicaciones han propiciado su creciente aceptación. Por ello, no es de extrañar que las últimas previsiones de Research & Markets sigan pronosticando un rápido crecimiento del mercado mundial de servicios de VoIP hasta superar los 102.000 millones de dólares en 2026.
Así pues, cabe esperar que la sustitución de las soluciones de comunicación tradicionales (CT) por plataformas de Comunicaciones Unificadas y Colaboración (UCC) más eficientes se incluya en el presupuesto de TIC de muchas empresas en 2023, sobre todo después de que el trabajo híbrido se haya convertido de facto en parte de la cultura laboral.
“Más allá del aumento de la productividad, la inversión en una nueva solución UCC solo queda amortizada si, al mismo tiempo, se renuevan los dispositivos finales IP utilizados. Es más, únicamente la telefonía IP actualizados que se mantienen al día mediante actualizaciones de firmware garantizan el máximo nivel de compatibilidad con las funciones UCC que pueden haber sido decisivas para la compra. Conozcamos los tres puntos clave que sustentan la relevancia de los teléfonos IP para uso empresarial”, expresa Miguel Anillo, Channel Manger de Snom Iberia.
Utilidad actual de la telefonía IP
Cuando se introdujo la VoIP a finales de los 90, los sistemas PBX IP se diseñaron según los patrones de los sistemas telefónicos tradicionales; sistemas cerrados, de funcionamiento in situ y pensados para ser utilizados, tanto el sistema como los teléfonos, de un mismo fabricante. Esta falta de flexibilidad generaba costes elevados, sobre todo, a la hora de modificar la configuración del sistema, utilizar nuevos servicios o realizar conexiones adicionales.
Hoy en día, estas soluciones son prácticamente impensables: Los sistemas VoIP son escalables y gracias a los estándares abiertos que incorporan pueden utilizarse para otros escenarios de uso: mediante APIs, tanto el sistema VoIP como los teléfonos pueden ampliarse a través de sencillas actualizaciones. Por tanto, no hay necesidad de invertir tiempo o dinero en actualizar el hardware. Esto es aún más evidente con las plataformas de telefonía basadas en software y alojadas cada vez con más frecuencia en la nube, por su rentabilidad. Se abren así más opciones para los clientes empresariales a la hora de elegir proveedor, solución de telecomunicaciones y, por último, pero no por ello menos importante, dispositivos finales IP.
Con los teléfonos, otros criterios como la calidad de audio, la robustez, las distintas funcionalidades o el diseño, cobran relevancia. El factor coste estará definido por las necesidades específicas de cada empresa. Por ejemplo, los modernos teléfonos IP pueden
funcionar como centro de control para la automatización de oficinas, como componente del sistema de intercomunicación y videovigilancia o de un sistema de alarma contra incendios, o para la vigilancia de objetos y personas.
Si la telefonía IP y la plataforma elegida son interoperables, pueden configurarse remotamente los dispositivos mediante el autoaprovisionamiento. De este modo, los teléfonos de la oficina o del despacho en casa pueden ser puestos en funcionamiento directamente por el empleado en modo plug & play, mientras que las debidas actualizaciones se realizan desde la central. Con esto, se ahorra mucho tiempo y dinero.
Los teléfonos IP resultan aún más económicos gracias a la función de hot-desking. No importa en qué sucursal o local de la empresa se encuentre el trabajador, al conectarse a cualquier teléfono accede a todas las funciones y ajustes definidos para él. Lo mismo ocurre
en la oficina doméstica: los trabajadores remotos acceden sin problemas a las libretas de direcciones compartidas, a la información sobre el estado de presencia de sus compañeros y a todas las funciones que caracterizan a los teléfonos de empresa (por ejemplo, DND, llamadas grupales y desvío automático de llamadas según criterios específicos) a través del teléfono IP, que se registra en la centralita telefónica mediante VPN.
Si el teléfono forma parte del sistema de interfonía, el empleado puede activar la barrera del aparcamiento desde casa, indicar al equipo de limpieza -solo pulsando un botón- qué habitaciones deben limpiarse, recibir alarmas y reaccionar en consecuencia. Son servicios que ilustran la contribución de los teléfonos IP a la eficiencia de la empresa. Asignar funcionalidades similares a través de un cliente de telefonía IP para smartphones es muy complicado.
Comunicación segura
Una de las características más importantes de la última generación de teléfonos IP son sus mecanismos de seguridad integrados. Permiten que solo determinados dispositivos accedan a la centralita y viceversa, aleatorizan el puerto por el que se realizan las llamadas e incluyen mecanismos de cifrado para todo el tráfico de voz. En el caso de los fabricantes europeos, también se tienen en cuenta «por diseño» las directrices de protección de datos aplicables en la UE y en los respectivos países. Esto hace que a los ciberdelincuentes les resulte mucho más difícil grabar conversaciones a través de teléfonos IP que a través de smartphones o teléfonos internos convencionales.
Además, los fabricantes de dispositivos finales IP y accesorios ofrecen periódicamente actualizaciones de firmware gratuitas que, por un lado, añaden características adicionales al equipamiento funcional de los teléfonos y, por otro, cierran posibles brechas de seguridad o exploits. Así, las empresas pueden estar seguras de que utilizan dispositivos de última generación en términos de seguridad.