El reto de dar una experiencia de cliente óptima por parte de las empresas ha puesto a los servicios de atención al cliente en el centro de sus prioridades. Y es que sin ellos, cada día es más complicado analizar el ciclo de venta, promover una buena imagen y, en definitiva, hacer crecer los negocios.
En este sentido, desde la compañía CM.com han establecido cómo será la atención al cliente dentro de unos años, concretamente, en 2030. Un futuro cada vez más cercano en el que veremos que estos servicios seguirán ganando relevancia en los procesos de transformación digital.
En 2030, las empresas ya no verán el servicio de atención al cliente como un coste. En el futuro, las empresas llevarán las relaciones con sus clientes al siguiente nivel. Se convertirán en «socios». Como socios, las empresas tienen que entender sus preferencias, objetivos y ambiciones en la vida.
¿Qué hacen sus clientes, cuáles son sus ideas y planes, y qué es crucial para ellos? Como socio de confianza, la empresa ofrecerá los productos y servicios adecuados basándose en estos conocimientos. De este modo, podrá construir su modelo de negocio en torno a las relaciones que consiga establecer con sus clientes.
Las empresas también deberán replantearse sus estructuras organizativas si configuran su negocio en torno a la relación con el cliente. Tiene sentido crear equipos centrados en el cliente para salvaguardar las relaciones.
Estos equipos estarán formados por distintos expertos: atención al cliente, experiencia, marketing y ventas. Cada equipo se centrará en un segmento específico del customer journey, lo que les permitirá comprenderlo y adaptarse plenamente a sus preferencias y necesidades. De este modo, estos equipos multidisciplinares de atención al cliente podrán responsabilizarse por completo de la relación que consigan mantener con el cliente.
El conseguir entablar una estrecha conexión con el cliente significará que la empresa tendrá muchos datos disponibles (con los consentimientos y contratos de privacidad adecuados) para ayudarle de forma proactiva.
En 2030, la atención al cliente evolucionará hacia ser capaces de identificar posibles problemas de los clientes y resolverlos antes de que surjan. Para ello, las empresas deben aprovechar al máximo las nuevas tecnologías y empezar a crear estrategias basadas en datos.
2030, por fin será posible ofrecer experiencias omnicanal sin interrupciones. Las fronteras entre el mundo físico y el digital se difuminarán en los próximos años. Existirán cada vez más aplicaciones digitales en los hogares, en la calle, en las oficinas y en las tiendas. Estas experiencias combinadas serán muy personales, empezando por el comercio minorista, donde las ofertas cambiarán en función de quién entre, los precios se cargarán dinámicamente y, con las nuevas aplicaciones sociales de realidad aumentada, será fácil pedir opiniones a amigos y familiares antes incluso de probarse una prenda.
Los clientes se pondrán en contacto con las empresas a través del canal que prefieran y que les resulte más conveniente en cada momento, en función de múltiples variables como la demografía, el tipo de problema y dónde se encuentre. Lo que importa es la conversación: una conversación continua, que pasará de un canal a otro sin interrupciones.
En el futuro, el cliente tendrá aún más control de sus compras y sus experiencias con las marcas gracias a las posibilidades de autoservicio.
Con el cliente como protagonista, las empresas deberán ajustarse aún más a sus expectativas y requisitos. El autoservicio debe contribuir a la experiencia del cliente, incluso cuando se gestiona a través de bots. Esto requiere de nuevas estrategias de datos y contenidos.
Los clientes tendrán estándares más altos, esperarán un servicio altamente personalizado al tiempo que controlan todos sus datos, relaciones y comunicaciones de la empresa. La transparencia es clave: la información debe ser accesible y comprensible tanto para las personas como para los bots. Será necesaria mayor interoperabilidad: la capacidad de productos y sistemas para trabajar con otros productos o sistemas, con el objetivo de intercambiar, interpretar, procesar y utilizar la información.
Las expectativas cada vez más del cliente y la guerra por el talento que existe actualmente en sectores como el de la tecnología están obligando a las empresas a replantearse su forma de trabajar. Para atraer y retener al talento, será necesario ofrecerles flexibilidad.
Los equipos de trabajo estarán formados por empleados contratados, trabajadores remotos, trabajadores flexibles, autónomos y también robots. El sitio de trabajo será virtual y prosperarán las herramientas que permitan el trabajo asíncrono. Los agentes humanos y los bots tendrán que trabajar en perfecta colaboración. Los bots pueden ocuparse de muchas interacciones, pero las personas siguen prefiriendo el contacto humano para muchas preguntas. La tecnología conectará a los clientes en tiempo real con el experto adecuado, independientemente de dónde se encuentre en ese momento. Estos agentes podrán ofrecer asesoramiento experto sobre productos, así como resolver problemas complejos y transmitir confianza.