Después de muchos meses sufriendo una prolongada crisis en la cadena de suministro, parece que poco a poco comienza a vislumbrarse la luz al final del túnel. Bien es cierto que, en segmentos de mercado concretos, aún persisten ciertos problemas. Mientras que para algunos el suministro parece estar prácticamente normalizado, otros apuntan que incluso podríamos asistir a la saturación de algunos componentes ante el acopio realizado en los últimos meses y el descenso de la demanda de los consumidores.
Los problemas experimentados en las cadenas de suministro a raíz de la pandemia han provocado enormes pérdidas en todo el mundo. Según un informe de Accenture, los cortes en estas cadenas costaron más de 112.700 millones de euros al PIB europeo en 2021. A nivel español, el Banco de España apuntaba que esta crisis de suministros podría suponer unas pérdidas de hasta 16.000 millones de euros a la economía española, 9 décimas del PIB solo en 2022.
Y es que, cuando parecía que lo peor de esta crisis ya había quedado atrás, la inflación, la subida de precios, la crisis del transporte y el conflicto en Ucrania podría seguir alargando esta situación. Con ello se esperan pérdidas de hasta 920.000 millones de euros del PIB de la zona euro en 2023, lo que representa el 7,7% de la riqueza de la eurozona.
Los problemas en la cadena de suministro podrían prolongarse más allá de 2023
Ante esta tesitura, en la actualidad se respira un clima de incertidumbre. Algunos esperaban que la crisis de semiconductores se resolviera a lo largo del segundo semestre de este año. Sin embargo, los peores augurios apuntan que el final podría prolongarse incluso más allá del próximo año si persiste la guerra en Ucrania.
Y no es el único segmento del mercado que sigue experimentando problemas. Derivado de la aún escasez de componentes, el mercado de las baterías eléctricas, clave en los vehículos eléctricos diseñados para la movilidad del futuro, también está sufriendo problemas. No solo por la falta de componentes, sino también por el encarecimiento de las materias primas y los problemas derivados de la cadena de suministro que pueden seguir retrasando la disponibilidad y ventas de estos fabricantes.
¿Peligra de nuevo la estabilidad de la cadena de suministro?
Los problemas vividos en los dos últimos años ante la falta de suministro en ha llevado a que muchos distribuidores y proveedores hayan hecho acopio de inventario tan pronto como han podido. La necesidad de asegurar la disponibilidad, ha llevado en algunos casos a un exceso de inventario que ahora, ante el descenso que está experimentando la demanda, especialmente en el segmento de consumo, se vislumbre una más que posible saturación del mercado.
En algunos modelos de chipsets y de placas madre esto ya es patente. En el caso de los chipsets, esta saturación en algunos modelos también se debe a que cada vez más se tienda a integrar componentes en el procesador. Sin embargo, el mercado ha seguido fabricando chipsets e intentando volver a los ritmos de productos previos a la pandemia, lo que hace que hoy en día la disponibilidad de modelos disponibles sea más que notable.
Los precios de las memorias NAND 3D podrían desplomarse hasta un 25%
Según los datos de TrendForce, esta situación ha llevado a Corea del Sur a disminuir su producción de chips por primera vez en los últimos cuatro años ante la saturación de algunos modelos de chips.
Una consecuencia directa de esta saturación es el desplome de los precios que ha llevado a que incluso uno de los grandes fabricantes del país, Samsung, también ha anunciado que está reduciendo su producción de chips ante la caída de precios en segmentos como el de las memorias NAND 3D.
Las previsiones de la firma apuntan que el precio de estas memorias se desplomará entre un 13% y un 18%, si bien podría alcanzar hasta una caída del 25%. Las SSD también experimentarán un descenso de precio, aunque no se espera que ocurra hasta diciembre o, como muy tarde, a lo largo del primer trimestre de 2023.
En esta coyuntura, es patente que el mercado de chips y las cadenas de suministro son sensibles a las crecientes tensiones geopolíticas, sobre todo las derivadas entre China y Estados Unidos. A ellas se les suman ahora las de China con Taiwán, algo clave ya que la producción de Taiwan Semiconductor representa casi el 65% de los envíos mundiales de semiconductores, incluyendo el 90% de los envíos de chips de 7 nanómetros, entre otros, según Deloitte.
Los bloqueos que sufre Taiwan de exportación a China, su principal mercado ya que solo cuenta con el 5% de la producción mundial, ya están teniendo consecuencias sobre los fabricantes de chips.
La UE invierte 43.000 millones de euros para conseguir el 20% de la fabricación mundial de chips local
Todo esto ha puesto en evidencia la fuerte dependencia que hay de la producción taiwanesa, lo que ha llevado a que, tanto Europa como Estados Unidos hayan tomado cartas en el asunto para fomentar la producción local. En el caso de la UE, destinando 43.000 millones de euros con el objetivo de conseguir el 20% de la fabricación mundial de chips.
La Ley Europea de Chips es un ejemplo de las medidas tomadas que ha llevado a que Intel trabaje en la construcción de una fábrica en Alemania y firmas como STMicroelectronics y GlobalFoundries pongan sus miras en Francia para su nuevo centro de producción de chips.
No obstante, algunos expertos apuntan que la construcción de estos centros pueden no ser ahora tan necesarios como se preveía hace un año en medio de una alta demanda de chips ya que los integradores llevan meses alertando del descenso en las ventas de PC, smartphones y servidores.
Todo esto constata que, junto a la delicada situación geopolítica, la incertidumbre económica, y el descenso de la demanda, no solo por la subida de precios, sino también como contracción cíclica habitual de los mercados, conllevará que los próximos meses sean clave para vislumbrar la tendencia del mercado de chips y otros componentes.
Ante la persistencia de problemas, son muchas las voces que reclaman la necesaria reinvención de las cadenas de suministro. Una reinvención que debe pasar por la incorporación de tecnologías que contribuyan a ser más resilientes ante posibles incertidumbres y disrupciones como las que hemos visto.
Pero también deben ser ágiles para responder con rapidez ante cualquier cambio. Según el informe de Accenture, las simulaciones, los test de estrés y las opciones de multi recursos son herramientas indispensables para esas cadenas de suministro que buscan no sucumbir ante cualquier imprevisto.
Además, apostar por redes descentralizadas para un modelo de producción bajo demanda también ayudará a satisfacer mejor las expectativas de los clientes. Tecnologías como la automatización y la Inteligencia Artificial contribuirán en gran medida a hacer un mejor uso de los datos y la información recabada para crear patrones que permitan extraer información de valor para una mejor toma de decisiones.
El 40% de las empresas prevé acortar o relocalizar sus cadenas de suministro
Asimismo, también contribuirán a que las cadenas de suministro sean más transparentes gracias al uso de blockchain, lo que permitirá conocer con exactitud y en todo momento cada movimiento.
Las organizaciones son muy conscientes de esta necesaria reinvención de las cadenas de suministro. Según un estudio del European Real Estate Logistics Census, el 40% de las empresas prevé acortar o relocalizar sus cadenas de suministro para mitigar riesgos.
A esto se le suman otros datos clave como que el 38% de las organizaciones espera incrementar su stock, el 31% diversificar su cartera de proveedores y un 30% invertir en automatización.
No cabe duda de que la inversión tecnológica contribuirá a mejorar las capacidades de estas cadenas de suministro.
Imagen inicial | Laura Ockel