Cada día se generan en el mundo alrededor de 2,5 quintillones de bytes de datos. Una cantidad ingente de información que, en gran parte, es recogida por las empresas. La cuestión ya no es si las empresas pueden recoger datos, sino cómo deben hacerlo para obtener sólo aquella información de valor que realmente les interesen.
Por ello, nos preguntamos ¿Es necesario guardar toda esa información? ¿Cómo debemos recoger esa información para respetar las normativas? En definitiva, ¿Cómo discriminan las empresas la información de valor y la que no?
“Para desarrollar una correcta estrategia de recopilación de datos, continua e ininterrumpida, es fundamental que ésta se base en recoger first y zero-party data, que son aquellos datos que los usuarios ofrecen de forma voluntaria. De esta forma, las marcas que elaboran campañas de marketing centradas en este tipo de recolección de datos, pueden aprovechar esa información para generar engagement con su comunidad e incrementar su fidelidad”, señala Antonio Molina, CMO de la plataform Qualifio.
La desaparición de cookies de terceros anunciada por Google para 2024 y las leyes europeas de protección de datos conducen a una situación en la que las empresas deberán disponer de sus propias bases de datos. Algo para lo que desde Qualifio recomiendan llevar a cabo la siguiente estrategia de recogida de información, basada en cuatro pasos:
Las nuevas leyes de protección de datos han obligado a las empresas a replantearse el sistema de recopilación de información que utilizaban hasta ahora. Actualmente, la mejor opción que tienen los negocios para disponer de una base de datos fiable es recolectar la información por sí mismos. De este modo, pueden conocer a su público y comprender mejor sus expectativas y comportamiento.
Para ello, las empresas deben tener una herramienta de recopilación de datos que, preferiblemente, les permita ofrecer a los usuarios juegos y formatos interactivos ya que el 69% de los consumidores afirma que están más dispuestos a interactuar con las marcas que los ofrecen en sus webs.
Tras esta primera fase, las empresas suelen disponer ya de un número relevante de perfiles recopilados, registros en la newsletters, tasas de apertura…lo que les permitirá comenzar a comunicarse con su audiencia y ofrecerles información personalizada. No hay que olvidar que, según Forbes, el 74% de los consumidores reconoce sentirse frustrado por recibir mensajes de marketing que no son relevantes para ellos. De ahí, la importancia de conocer bien a tu audiencia y ofrecerle el contenido que mejor se ajusta a sus necesidades e intereses.
Las webs tienen solo 15 segundos para captar la atención de un usuario antes de que abandone la página y que, entre el 97 y el 98% de los visitantes son anónimos. Por ello, es clave que las empresas optimicen el embudo de conversión para que los usuarios dejen de ser anónimos.
Para conseguirlo se pueden realizar acciones de retargeting, utilizando un DMP y una buena secuencia de pop-ups; optimizar los formularios con campos adicionales o implementar una solución SSO (single-sign on) en la web para tener una visión unificada de los datos que se recopilan, garantizando la calidad de los datos y permitiendo la elaboración de perfiles progresivos.
Tras estos pasos las empresas ya tendrán una base de datos enriquecida que fortalecerá su comunidad, lo que ayuda a establecer y mantener la fidelidad de los clientes. Se aconseja premiar a la audiencia por todas las interacciones que haga con la marca y no solo por sus compras ya que, es entre un 60 y un 70% más probable que una marca venda a un cliente existente que a un cliente nuevo. Además de que el 87% de los consumidores reconoce estar pendiente de los programas de fidelización.