El PERTE recién aprobado por el Gobierno de España para el impulso de la producción nacional de microchips, ha puesto de relieve la importancia de un nicho tecnológico clave. No solo es un fundamental en el área TI sino también en otras industrias como la automoción o manufactura, que cada vez dependen más de la tecnología para funcionar. Y es que el desabastecimiento que todavía vivimos, ha puesto el foco en un segmento que es una apuesta presente y futura.
Los 12.250 millones de euros que invertirá España durante los próximos años en este mercado, gracias a los Fondos Next GenerationEU, buscan atraer fabricantes de semiconductores, reforzar la producción y diseño nacional y en definitiva, limitar la dependencia que tenemos de otros países para la entrega de este hardware. Para ello, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, se reunirá con los máximos responsables de los principales fabricantes como Intel, Qualcomm o Cisco.
La importancia de estas reuniones e inversiones es absoluta para conseguir no solo que el negocio de producción de microchips vea España como una base atractiva, sino también para garantizar que podemos seguir avanzando en otros negocios aledaños que se ven afectados por las limitaciones de semiconductores.
Los semiconductores o microchips no dejan de ser la entrañas de muchos de los dispositivos que utilizamos a diario. Desde el teléfono móvil hasta el coche o la cafetera pueden llevar un componente de este tipo. Hardware que principalmente se producen en países asiáticos como China, Singapur, Malasia.
En los últimos dos años de pandemia hemos visto como el suministro de estos componentes se ha limitado por diferentes causas. La falta de materias primas, las limitaciones logísticas dentro de la cadena de suministro y la imposibilidad de avanzar en la producción por el Covid-19 ha hecho que la situación se agrave cada día.
Aunque se espera que a finales de este año, el suministro de microchips se normalice, lo cierto es que esta problemática no parece que tenga un fácil arreglo. Incluso, hay voces que alertan que no veremos una normalidad absoluta hasta 2023. La entrega de vehículos se ha dilatado o la falta de equipos o servidores en determinados nichos es una realidad desde hace tiempo.
Pese a todos los problemas logísticos y de producción, la demanda no cesa de crecer. De acuerdo con los pronósticos de la consultora Gartner, el mercado de semiconductores experimentará un crecimiento del 13,6% a nivel mundial este año. Concretamente hablamos de un negocio que este año podría alcanzar globalmente los 676.000 millones de dólares.
La limitación de inventario hará que los precios también estén hinchados. De hecho, se espera que los precios medios de venta de dispositivos semiconductores se mantengan altos debido a la escasez de la oferta.