El conflicto entre Ucrania y Rusia podría agravar la situación del mercado de semiconductores provocando una mayor escasez y elevando la presión en los fabricantes. El sector automovilístico y de dispositivos tecnológicos sería el gran afectado.
A medida que avanza el año, la escasez de semiconductores sigue persistiendo. Aunque algunos segmentos han experimentado una mejora gradual en los últimos meses, la situación puede complicarse aún más lo que queda de año. La invasión rusa de Ucrania puede agravar aún más esta problemática, a la que se suma el impacto directo de la cadena de suministro de materias primas para la fabricación de chips.
Algunos analistas señalan que la prolongación de esta situación tendrá un impacto inmediato y a largo plazo en las cadenas de suministro como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania Pero, ¿cuáles son esos potenciales impactos que experimentará el mercado de semiconductores?
Según apuntan desde Gartner, se pueden dar tres escenarios posibles:
Aunque antes de este conflicto, los fabricantes ya estaban haciendo frente a una importante escasez de chips, muchos sienten cierta inquietud por cómo se puede complicar la situación ante esta nueva problemática y sus implicaciones a largo plazo si la situación persiste o se intensifica. Otros, sin embargo, no esperan que el impacto sea mucho mayor que la escasez presente. De momento, muchas conjeturas.
El impacto en el suministro de materias primas, la demanda del mercado y los comportamientos del suministro dependen de cómo se desarrolle el conflicto, por lo que el mayor riesgo es que se produzca una nueva oleada de compras consecuencia del pánico ante el posible empeoramiento de la situación.
Hay que recordar que, precisamente, esta fue una de las principales razones del inicio de la actual escasez de semiconductores. ya que estiró y deterioró aún más la cadena de suministro.
La región suministra varias materias primas que son fundamentales para la fabricación de chips. Como ejemplo, Ucrania es una fuente importante de gases como el neón, necesario para el proceso de litografía de semiconductores. De hecho, Intel, obtiene alrededor del 50% de su neón de países de Europa del Este.
Por eso, cualquier interrupción en el suministro de neón y otros gases nobles procedentes de este país derivará en la escasez de productos y en un aumento de costes asociado.
Por su parte, Rusia es un importante productor de metales como el aluminio, el níquel y el cobre. El aluminio es un conductor que se usa normalmente para fabricar componentes y en la unión de cables. Los componentes como resistencias y condensadores, se utilizan a menudo en todo tipo de equipos electrónicos, por lo que la falta en el suministro de cualquiera de estos metales podría provocar un aumento de los precios y, posteriormente, afectar los precios de los dispositivos y sistemas electrónicos.
Los proveedores llevan mucho tiempo luchando contra esta escasez de semiconductores y las iniciativas, como la Ley de chips impulsada por la Unión Europea para desarrollar una industria propia de chips y no depender de los proveedores asiáticos aún tardará en dar sus frutos.
Por eso, es importante que los fabricantes tomen medidas para afrontar las consecuencias de esta crisis de la mejor forma posible.
Evaluar los niveles de inventario directo de los materiales procedentes de estos países del Este será un primer paso, además de diversificar las fuentes de la cadena de suministro fuera de la región en conflicto. La búsqueda de materiales alternativos también será clave para no depender tanto de los que proceden de estos países.
Asimismo, será fundamental mejorar la visibilidad de la cadena de suministro y diversificarla. Los proveedores deben enfocarse, en primer lugar, en los proveedores de primer nivel y, posteriormente, ir incluyendo distribuidores, fabricantes y niveles inferiores, como proveedores de obleas.
En este contexto, en importante seguir buscando otras opciones y cumplir con cualquier actualización de las sanciones impuestas a Rusia y sus aliados.
Es importante señalar que la mayoría de los fabricantes de chips tienen planes de contingencia, como diversificar proveedores y mantener altos niveles de inventario. Esto lleva a pensar a los analistas que la situación no debería agravarse.
No obstante, la deriva que puede llegar a tener el conflicto puede provocar un pánico que lleve a comprar sin control lo que, unido al aumento de los costes del transporte y la logística, podría desembocar en una subida de precios en todos los ámbitos.
El aumento del transporte provocará una subida de los precios de productos informáticos y electrónicos del 11%
De acuerdo con los datos que maneja el Consejo para el comercio y desarrollo de las Naciones Unidas, la UNCTAD, el aumento de las tarifas del transporte implicará una más que probable subida de los precios al consumidor de productos informáticos, electrónicos y ópticos del 11%.
Según este organismo, la invasión de Ucrania por parte de Rusia está complicando las rutas comerciales ante los problemas que están teniendo las cargas aéreas. Actualmente está cerrado el espacio aéreo entre Rusia y 36 países europeos.
Esto está haciendo que los transportistas tengan que realizar rutas más largas, teniendo que gastar más combustible, lo que encarece el producto final.
Actualmente ya vemos escasez en productos como los circuitos integrados de gestión de energía o chips de redes empresariales, lo que puede causar interrupciones en las industrias de la automoción y de comunicaciones.
No en vano, el sector automovilístico ha sido uno de los más afectados por esta falta de chips, ya no solo retrasando la fabricación de algunos modelos, que se están demorando meses, e incluso un año. También ha conllevado el cierre de algunas plantas de producción en Estados Unidos ante la necesidad de nuevos chips.
En pocas palabras: la cadena de suministro de semiconductores ya está tensa por varias razones. Y, aunque los fabricantes están tomando medidas e invirtiendo para ampliar sus capacidades e incrementar su oferta, todos los ajusten que deben acometer llevarán un tiempo hasta que se vean los resultados.
Y es que los analistas apuntan que la Ley europea de chips, que busca reducir esa dependencia de los fabricantes asiáticos impulsando una industria propia, requerirá de un tiempo para establecer los modelos de producción. No hay que olvidar que Corea es uno de los mayores productores de semiconductores del mundo que, junto a Taiwán y China, acaparan el 87 % del mercado mundial de microchips.
Por el momento, todas las posibles vías de evolución están abiertas ya que, en función de cómo siga transcurriendo el conflicto, las consecuencias podrían variar en el mercado de semiconductores. Por el momento, la escasez de materias primas y su compra compulsiva ya está elevando su precio, a lo que se podría sumar la retención de materiales en Rusia por parte de Putin como respuesta a las represalias que está recibiendo por parte de Occidente.
Recurrir a empresas de China o Estados Unidos para sus suministros puede ser una solución pero, en momentos de tensión como el actual, no siempre será suficiente. Los analistas señalan que habrá que esperar alrededor de entre seis meses y un año para comprobar los efectos de todas estas estrategias en el mercado de semiconductores.
Imagen inicial | Malachi Brooks