La nueva Ley de Chips Europea, o ‘Chips Act’, en la que trabaja la Comisión Europea contempla una serie de medidas para garantizar el suministro y el liderazgo de la UE en tecnologías y aplicaciones de semiconductores.
La crisis de semiconductores que se ha vivido a nivel mundial, y cuyas consecuencias aún persisten, ha tenido un impacto en diversas industrias y ha puesto en jaque a millones de fabricantes de todo el mundo. La situación ha puesto en evidencia la fuerte dependencia que muchos fabricantes europeos tienen de proveedores estadounidenses y, sobre todo, asiáticos.
La nueva Ley de Chips Europea busca compensar este desequilibrio entre la oferta y la demanda de semiconductores en EMEA que, según los datos de IDC, esta última experimentó el pasado 2021 un aumento del 24,4%.
Con esta iniciativa, uno de los principales objetivos que se persigue es flexibilizar las ayudas estatales para la industria de los semiconductores con la inversión de 42.000 millones de euros de fondos públicos y privados hasta 2030. De esta cifra, 30.000 millones procederán de los Fondos Next Generation de la Unión Europea.
Con ello, la UE espera alcanzar en 2030 el 20% de la producción mundial de chips, un porcentaje que actualmente se sitúa en un 10%.
Con la mirada puesta en garantizar que la UE disponga de las herramientas, competencias y capacidades tecnológicas necesarias para garantizar el suministro de chips, la Ley de Chips contará con el apoyo de la iniciativa Chips para Europa. Esta mancomunará recursos de la Unión y los Estados miembro, así como de terceros países asociados a los programas de la UE.
Asimismo, se asignarán 11.000 millones de euros para reforzar el I+D+i, así como para garantizar el uso de herramientas avanzadas de semiconductores, líneas piloto para la creación de prototipos, ensayos y experimentación de nuevos dispositivos, o formación de empleados, entre otros.
La Ley de Chips incluye un mecanismo de coordinación entre Estados supervisará la oferta y la demanda
Junto a esto, la ley también prevé mecanismos para garantizar la seguridad del suministro y un Fondo de Chips para facilitar el acceso a financiación para ayudar a las startups a madurar sus innovaciones y atraer inversiones. También incluirá un mecanismo de inversión de capital en semiconductores al amparo de InvestEU para apoyar a las empresas emergentes en expansión y a las pymes, y facilitar su expansión en el mercado.
Pero un aspecto clave de esta Ley de Chips es que incluye un mecanismo de coordinación entre los Estados miembros y la Comisión Europea para supervisar la oferta de semiconductores, calcular la demanda y adelantarse a una escasez de chips.
Como ha apuntado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, esta Ley de Chips será un punto de inflexión para la competitividad mundial del mercado europeo.
“A corto plazo, aumentará nuestra resiliencia frente a futuras crisis, al permitirnos anticipar y evitar interrupciones de la cadena de suministro. A medio plazo, contribuirá a convertir a Europa en líder industrial en este sector estratégico”.
Imagen inicial | Manuel