Ante la persistencia de la crisis de chips, la Comunidad Europea propone una Ley de Chips, la UE Chips Act, con la que busca garantizar el suministro y reducir la dependencia de otros países. Para conseguirlo, cuenta con un plan y 43.000 millones de euros para producir sus propios chips.
El suministro global de semiconductores sigue siendo limitado, lo que está teniendo un impacto directo en muchos fabricantes europeos que dependen de los chips procedentes del mercado asiático. Pero no es la única consecuencia de la crisis de chips que está haciendo tambalear diversos sectores.
De acuerdo con un estudio del Banco Central Europeo (BCE), en el primer trimestre de 2021, la producción mundial de vehículos de pasajeros cayó en casi 1,3 millones, lo que corresponde a una caída del 11,3 % con respecto al último trimestre de 2020 y una disminución del 2,8 % con respecto al nivel de producción de 2019. La raíz del problema: la falta de chips.
La geopolítica también ha llevado a una situación en la que Europa corre el riesgo de quedarse atrás en la curva de innovación tecnológica a medida que China aumenta la inversión en alta tecnología tras las sanciones de Estados Unidos.
A esto se le suma que, a nivel mundial, Gartner apunta que la escasez de semiconductores y la pandemia de la COVID-19 interrumpieron la producción mundial los fabricantes OEM en 2021. Sin embargo, los diez principales fabricantes OEM aumentaron su gasto en chips en un 25,2 %, lo que representa el 42,1 % del total. mercado.
Europa está empezando a darse cuenta de las implicaciones de estar atrasados tecnológicamente
Y es que, aunque los proveedores de semiconductores enviaron más chips a lo largo del pasado año, la demanda de los OEM fue mucho mayor que la capacidad de producción de los proveedores. En este escenario, Apple y Samsung son los mayores compradores de semiconductores, seguidos de Lenovo. Completan los cinco primeros el conglomerado chino BBK Electronics y Dell. En general, estas cinco empresas representan más del 32 % de las compras de semiconductores.
En este escenario, desde GlobalData apunta que las sanciones impuestas por Estados Unidos a China han llevado a que ésta invierta más en de 1,4 billones de dólares en tecnología avanzada, incluyendo en semiconductores.
Europa está empezando a darse cuenta de las implicaciones de estar atrasados tecnológicamente y de las consecuencias que puede llevar a corto, medio y largo plazo todas estas implicaciones.
Bajo el pretexto de la soberanía digital, la Comisión Europea (CE) ha propuesto una Ley de Chips para fomentar el desarrollo de un sector de semiconductores próspero que abarque desde la investigación hasta la producción y una cadena de suministro resistente.
La CE tiene como objetivo movilizar más de 43.000 millones de euros de inversiones públicas y privadas y establecer medidas para prevenir, preparar, anticipar y responder rápidamente a cualquier interrupción futura de la cadena de suministro.
La Ley Europea de Chips, o EU Chips Act, es la respuesta de la CE a la crisis de los semiconductores. De acuerdo con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a corto plazo, esta ley aumentará la resiliencia ante futuras crisis al permitir anticipar y evitar interrupciones en la cadena de suministro. Y, a medio plazo, ayudará a convertir a Europa en un líder industrial en esta rama estratégica.
La Ley de Chips cubre inversiones y capacidades de producción mejoradas para asegurar el suministro de semiconductores
La propuesta tiene tres principios fundamentales. El primero es una iniciativa denominada ‘Chips for Europe’ para aunar recursos de la Unión Europea, los estados miembros y terceros países asociados con los programas existentes de la UE, así como del sector privado. La Comisión Europea planea poner a disposición 11.000 millones de euros en fondos para fortalecer la investigación, el desarrollo y la innovación existentes.
La segunda parte de la Ley de Chips cubre inversiones y capacidades de producción mejoradas para asegurar el suministro de semiconductores. La CE también ha establecido un fondo, Chips Fund, para facilitar el acceso a la financiación de las empresas emergentes y ayudarlas a madurar sus innovaciones y atraer inversores. Este fondo incluirá un mecanismo de inversión de capital en semiconductores dedicado bajo InvestEU para apoyar a las empresas en expansión y las pymes para facilitar su expansión en el mercado.
Y la parte final de la ley cubre lo que la CE describe como un «mecanismo de coordinación» entre los estados miembros y la Comisión para monitorizar el suministro de semiconductores, estimar la demanda y anticipar la escasez.
Firmas como Intel han apoyado esta propuesta de la UE con esta Ley de Chips y la ambición de desarrollar una cadena de suministro de semiconductores más diversificada geográficamente, sostenible y resistente.
Imagen inicial | Chris Ried