Los directivos confían en las capacidades de la tecnología y apuestan por la innovación en sus organizaciones para evitar riesgos en su camino de crecimiento a largo plazo.
La tecnología se ha convertido en un claro pilar en el que se han apoyado millones de empresas en el último año y medio para poder seguir adelante con sus negocios.
Ahora, en esta evolución hacia un mundo pospandémico, los directivos seguirán poniendo el foco en ella para seguir creciendo a largo plazo sorteando los muchos riesgos que deberán asumir.
Según una reciente encuesta de Gartner realizada a 273 miembros o directores de consejos de dirección, los directivos reconocen que ser conservadores a la hora de invertir en este período de incertidumbre puede ser un error. Por ello, están dispuestos a cambiar la forma de pensar para apostar por la implementación de aquella tecnología que les ayude ante los retos y riesgos que deberán tomar en el futuro.
3 de cada 5 directivos espera contar con tecnología para respaldar su toma de decisiones
Las juntas directivas están cambiando el enfoque más allá de la supervivencia, buscando formas de fomentar un crecimiento futuro que sea más rápido que los niveles previos a la pandemia. En este sentido, tres de cada cinco directivos ha incrementado, o espera aumentar, sus riesgos de cara al próximo año, por lo que contar con tecnología para respaldar las tomas de decisiones será fundamental.
Para la mayoría de los consejos de dirección, las iniciativas de tecnología digital son la principal prioridad, particularmente en lo que respecta a los esfuerzos para adoptar, actualizar e integrar tecnologías.
Asimismo, el estudio también apunta que estos directivos están dando prioridad a la ciberseguridad, la automatización , la Inteligencia Artificial, el aprendizaje automático y la transformación digital.
No obstante, existen diferentes posturas dentro de los propios consejos de dirección ya que, mientras que los directores financieros se sienten más cómodos con el riesgo, los líderes ejecutivos se centran en impulsar los problemas de negocios digitales en medio de una escasez de talento interno y externo.
Si bien antes de la pandemia, los mayores desafíos para las empresas eran la cultura empresarial, el acceso a capital y el acceso a habilidades; ahora, las organizaciones están tratando de acelerar los planes de transformación digital. Esto ha llevado a una urgente necesidad de talento y fuerza laboral que sigue sin satisfacerse.
Los directivos son conscientes de las preocupaciones de la fuerza laboral y del impacto que pueden tener en el crecimiento y desarrollo empresarial. Según apunta Gartner, los esfuerzos de la fuerza laboral en torno a la retención, la capacitación y la contratación se convertirán en la segunda prioridad el próximo año.
En este escenario, los riesgos en ciberseguridad también están muy presentes ya que, de acuerdo con el informe de Gartner, si bien para el 38% de los consejos de administración, la incertidumbre económica es la mayor fuente de riesgo, cada vez más empresas consideran la ciberseguridad como un riesgo empresarial.
El estudio apunta a que nueve de cada diez miembros de consejos de dirección consideran que la ciberseguridad es un riesgo para sus negocios, lo que supone un aumento de 35 puntos porcentuales con respecto a las opiniones expresadas en 2016.
No obstante, a pesar de que la ciberseguridad está captando cada vez más la atención a nivel de los consejos directivos, la realidad es que no ha influido directamente en su constitución. Gartner destaca que, en Estados Unidos, los problemas de ciberseguridad todavía se gestionan bajo el subcomité de riesgos y auditoría.
Solo una cuarta parte de las juntas directivas cuenta con un subcomité de tecnología digital mientras que, en Asia Pacífico se encuentran en más de las tres cuartas partes de los consejos de dirección.
Esto evidencia que la función del comité de riesgos y auditoría cambia, donde no solo ven las violaciones de la ciberseguridad como un problema tecnológico, sino que miran lo que significa para el negocio, evaluando los cambios en las inversiones y la estructura de gobierno.
Imagen inicial | Ben Rosett