Las tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) y automatización experimentarán un fuerte impulso de inversión en los próximos años por parte de las organizaciones que buscarán adaptarse a los nuevos modelos de trabajo.
Según se desprende de un estudio de McKinsey, dos terceras parte de los directivos planea incrementar la inversión en automatización e Inteligencia Artificial durante la época de recuperación del impacto que está teniendo la COVID-19 en todo el mundo y que conllevará que 107 millones de trabajadores de ocho países puedan tener que cambiar de empleo en 2030.
Sin duda, el nuevo escenario surgido como consecuencia de la pandemia, ha impulsado la opción del trabajo en remoto en miles de organizaciones de todo el mundo y muchas van a seguir evolucionando en esta línea. Según las previsiones de McKinsey, a lo largo del próximo año, los CIO habilitarán la tecnología necesaria para reducir costes y mejorar la eficiencia en toda la organización. No obstante, las empresas y los trabajadores probablemente necesitarán hacer ajustes significativos después de la pandemia durante el resto de la década.
De acuerdo con el estudio, entre el 20% y el 25% de la fuerza laboral en las economías avanzadas podría trabajar desde casa entre tres y cinco días a la semana, reduciendo el espacio de oficina necesario en una media de un 30% y, posiblemente, esto contribuiría a disminuir la demanda de transporte público, restaurantes, y pequeños retailers del centro de las ciudades.
El 70% del tiempo se puede trabajar de forma remota sin perder efectividad
En el ámbito del trabajo de oficina, el 70% del tiempo se podría dedicar a trabajar de forma remota sin perder efectividad, en comparación con la mayoría de otros ámbitos, donde tan solo entre el 5% y el 10% del trabajo se podría realizar de forma remota.
Teniendo todo esto en cuenta, la apuesta por tecnologías de IA y automatización será clave y su adopción será más rápida de lo esperado.
Tras la explosión de la pandemia, muchas empresas han hecho uso de la tecnología para poder seguir con su actividad, bien apostando por el teletrabajo, o adoptando robots para la entrega de productos en tiendas, o cajeros de autopago, entre otros muchos ejemplos.
Ante los buenos resultados obtenidos, McKinsey prevé que las empresas aceleren sus planes de adopción de la automatización, especialmente en aquellos empleos de oficina que realizan tareas más rutinarias. Esto podría llevar a incrementar el desplazamiento de la fuerza de trabajo y, según el citado estudio, más de la mitad de los trabajadores con salarios bajos empleados en ocupaciones en declive probablemente necesitarán cambiar a un trabajo mejor pagado que requiera diferentes habilidades.
1 de cada 16 trabajadores tendrá que buscar una ocupación diferente en 2030
La atención médica, el transporte y los trabajos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, brindarán una proporción creciente de oportunidades de empleo, mientras que la venta de los retailers, el servicio de alimentos, el trabajo de producción y el apoyo de oficina ofrecerán una proporción decreciente.
En los ocho países en los que se ha llevado a cabo este estudio, entre los que se encuentra España, Alemania, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, China, India y Japón, un total de 107 millones de trabajadores, es decir, uno de cada 16 empleados, tendrá que buscar una ocupación diferente en 2030.
Los pronósticos apuntan a que, con mucha probabilidad, el teletrabajo y las reuniones virtuales sigan en la próxima década, aunque con menor intensidad que en esta época de pandemia. Pero todo esto conllevará cambios en muchos sectores, como en el aeroespacial, hostelero y de alimentación al reducirse los viajes de negocios. Cómo será el mundo post-COVID-19 es una incógnita que solo el tiempo resolverá.
Imagen inicial | Science in HD