La tendencia hacia la adopción de diferentes nubes es una constante en las empresas. La necesidad de llevar a cabo una transformación digital corre de la mano de la necesidad de contar con diferentes nubes donde incorporar procesos, aplicaciones o recursos. Pero ¿Basta con ser multicloud? ¿Qué les puede aportar a nuestros clientes serlo o no? En definitiva, qué hace falta para que la estrategia multicloud realmente sea la adecuada.
Los pronósticos en torno al multicloud son muy halagüeños. IDC preveía el año pasado que el 90% de las empresas europeas desarrollaría una estrategia multicloud durante este año. Unas pretensiones que chocan con la realidad que plasma un estudio de Nutanix que advierte que al 70% de las empresas de todo el mundo esta adopción les está llevando más tiempo del esperado. Unos problemas que estar relacionados con la falta de una visión conjunta que, como partners, estamos obligados a aportar.
Claramente, las empresas son proclives al multicloud. Contar con varias nubes de diferentes proveedores y modelos para albergar sus datos supone un modelo TI idóneo. No obstante, es necesario tener varios factores en cuenta a la hora de iniciar una estrategia multicloud:
Con todo ello en mente, es el momento de trazar una estrategia multicloud para nuestros clientes. Un planteamiento donde se saque el máximo rendimiento de la heterogeneidad de las infraestructuras, se deseche aquellas ya obsoletas que tanto lastran la transformación digital, se securice con cabeza todos los datos y se invierta en eficienciar el negocio con el petróleo de los datos.
Imagen | Quino Al