Según las últimas previsiones publicadas por IDC, en 2021, el 90% de las empresas utilizará los servicios de almacenamiento y gestión en la nube. Sin embargo, se trata de un mercado todavía en maduración, por lo que muchas de las empresas que ya se encuentran en la nube se están planteado dar un paso atrás para volver al modelo más tradicional de los data center locales.
Y es que aunque idílico, el salto a la nube y la migración de datos no siempre resultan tan sencillos. Una realidad que desde Infinidat, el proveedor de soluciones de almacenamiento empresarial, han querido resaltar con la creación de un pequeño listado en el que se identifican los cuatro grandes desafíos a los que se enfrentan las empresas a la hora migración de datos a la nube. Así pues, aunque todavía se podrían presentar otros retos, actualmente los factores más determinantes pasan por:
Un dolor de cabeza común para los CIOs es, por ejemplo, pasar de un proveedor de nube a otro, o pasar de un entorno cloud de nube a un entorno local. Los proveedores aplican penalizaciones (un “impuesto de salida” o egress tax) por eliminar los datos, lo cual acaba incrementando los costes hasta límites inasumibles. Algunas empresas han decidido adoptar una estrategia multi-nube, pero esto, de nuevo, agrega complejidad y aumenta los costes, dificultando aún más la repatriación de los datos.
Otro reto, que también se traduce en costes. Si escalar la infraestructura requiere adquirir, instalar y configurar nuevo hardware, conseguir una elasticidad suficiente para competir puede llevar meses. Independientemente de si los datos residen en una nube pública o una privada, las empresas necesitan flexibilidad para elegir entre diferentes fórmulas económicas, ya sea en función del consumo, o escalando a medida que los requisitos crecen o se reducen, o con una tarifa plana mensual.
Por otro lado, aspectos como la soberanía de los datos siguen siendo un motivo clave de preocupación (especialmente en determinados sectores como banca, sanidad o servicios públicos) ya que es casi imposible mantener un control completo de los datos una vez que están en la nube. Asimismo, la nueva legislación en materia de privacidad obliga a las empresas a controlar dónde residen sus datos y quién tiene acceso a ellos. Y, de nuevo, más costes que añadir al presupuesto.
Un apartado esencial, relevante sobre todo cuando la organización tiene una migración de datos grande aplicativos a la nube, ya que impide aprovechar la competitividad de precios que existe entre las diferentes ofertas. Además, los proveedores de nube pública imponen múltiples mecanismos de facturación en función de diferentes criterios (requerimientos de capacidad, repatriación de datos, requisitos de protección…) y no es fácil predecir los costes con antelación y exactitud.
Con frecuencia, la nube no aporta los ahorros de costes que promete, y por otro lado la seguridad sigue siendo una preocupación, debido a las continuas brechas de datos”, explica Israel Serrano, Country Manager de Infinidat Iberia; “Hay que tener en cuenta todos estos riesgos para obtener una visión precisa del coste total de propiedad de los entornos de almacenamiento en la nube y, una vez analizados, optar por una tecnología que realmente atienda a las necesidades actuales y futuras de la organización”.