El gigante del chip ha empezado a enviar CPUs Intel Ice Lake, basadas en el proceso de fabricación de 10 nm, a los principales OEMs, un movimiento importante que confirma que ya ha dado comienzo la transición al nuevo proceso y que los 14 nm dejarán de ser la única opción de la compañía de Santa Clara.
Intel anunció la arquitectura Ice Lake hace un tiempo, pero los problemas que ha tenido para madurar el proceso de fabricación en 10 nm han ido retrasando su llegada de forma considerable. Recientemente el CEO de la compañía, Bob Swan, dijo que decidieron adoptar un enfoque demasiado ambicioso a la hora de saltar a dicho dicho proceso, y que no volverán a cometer ese error con el proceso de 7 nm.
Según las palabras del ejecutivo en Intel lo normal es doblar el número de transistores al pasar a un nuevo proceso de fabricación, una tendencia que no se limitaron a seguir con Ice Lake, ya que dicha arquitectura multiplica en 2,7 veces (casi triplica) el número de transistores.
Además de la correspondiente mejora a nivel de consumo el salto a los 10 nm y la utilización de una nueva arquitectura permitirá mejorar el IPC en un 18%, introducir mejoras a nivel de silicio contra las principales vulnerabilidades asociadas a la ejecución especulativa que sufren los procesadores Core de las generaciones actuales y también introducir GPUs más potentes.
Los procesadores Ice Lake de Intel vendrán con GPUs Gen11, una nueva generación gráfica que utilizará la arquitectura más avanzada (hasta la fecha) del gigante del chip y que no solo traerá una mejora notable a nivel de rendimiento (hasta 1 TFLOP en FP32) sino que además contarán con soporte nativo de DisplayPort 1.4, HDMI 2.0b y HDCP 2.2.
Se espera que los primeros equipos lleguen al mercado a finales de 2019. Montarán procesadores Intel Ice Lake de bajo consumo (serie U) con configuraciones de hasta cuatro núcleos y ocho hilos, ya que tal y como confirmó el gigante de Santa Clara los modelos de alto rendimiento (con un mayor conteo de núcleos) no estarán listos hasta 2020.