En un mundo cada vez más global a nadie ya le asombra ver a una compañía fundada en Bélgica que triunfe en todo Europa o una oficina en España llena de empleados de diferentes nacionalidades. El Planeta se ha globalizado tanto que seguro que en algún momento nos hemos planteado si salimos a vender a otros países y con ello, entramos en un proceso de internacionalización.
Muchos son los casos de partners que ya lo hacen. No solo las grandes figuras internacionales sino también otras más modestas que han cosechado éxitos fuera de nuestras fronteras. También los mayoristas nacionales han demostrado su capacidad para alcanzar la internacionalización cosechando buenos resultados.
Sin embargo, debemos ser conscientes de que esta salida implicar comenzar a jugar en terrenos menos dominados. Por supuesto esto posibilita abrir nuevas oportunidades pero siempre teniendo claras algunas ideas.
Vamos a un país diferente y si ya como turistas nos encontramos claras diferentes con el nuestro de origen, en los negocios esta diversidad se agudiza. Las normas, las aproximaciones y las empresas trabajan de forma diferente y eso es lo que debemos entender. No importa si nos vamos a Nueva Zelanda o a Portugal, lo importante es conocer cómo funciona ese territorio en cuanto a negocios y adaptarnos.
Para conocer el uso y costumbres de un lugar lo mejor es hablar con los locales. Una estrategia que llevaba al plano comercial supone invertir en plantilla oriunda que nos ayude a sacar el máximo provecho al negocio internacional. Estos trabajadores nos darán las claves para entender qué pasa en ese país y qué necesidades tecnológicas tienen. Solo así podremos establecer una estrategia clara.
Invertir a la hora de internacionalizarnos es una realidad. Ya sea en viajes, en visitas o en nuevos personal, desembarcar en un país implica tener un presupuesto para asumir gastos.
Sin embargo, esa inversión debe ir acorde con la generación del negocio. Podemos empezar por trasladar personal para que cubra el terreno y viendo las expectativas ir ampliando los recursos tanto humanos como materiales. Ir con pies de plomo será una cautela fundamental para conseguir abrirnos paso pero sin arruinarnos si no conseguimos nuestro objetivo.
Y aunque parece que el retorno de inversión tiene que ser inmediato, una internacionalización requiere cuanto menos tiempo. Llegar a un nuevo país, asentarse y conseguir nuevos clientes no es una cuestión sencilla y rápida. Es ahí donde debemos ir sembrando mucho para posteriormente cosechar.