Bob Swan, CFO y CEO interino de Intel, ha confirmado que están trabajando para mejorar la capacidad productiva de la compañía y cubrir la alta demanda de procesadores de 14 nm que vive actualmente el mercado.
En este artículo vimos que el gigante del chip estaba teniendo problemas para abastecer a todos sus clientes, y que esto había generado una escasez importante y un aumento de precios en algunos mercados, entre ellos el español, donde el coste de algunos procesadores Core de última generación llegó casi a duplicarse.
Durante los últimos años Intel se ha embarcado en una aventura muy complicada: dar el salto al proceso de 10 nm, una transición que según las hojas de ruta que publicó el gigante del chip tendría que haberse completado hace años. Es obvio que las cosas no han salido como estaba previsto, y que a día de hoy la firma de Santa Clara sigue teniendo problemas para completar su transición al proceso de fabricación de 10 nm de forma efectiva.
Es cierto, Intel ya tiene un procesador de 10 nm el mercado, el Core i3-8121U, pero estamos ante la excepción que confirma la regla, ya que se trata de un diseño simplificado que incluso carece de GPU integrada, cosa que no ocurre con los otros Core i3 fabricados en proceso de 14 nm.
Según las últimas informaciones que ha dado Intel el proceso de 10 nm no será viable a nivel comercial hasta finales de 2019, lo que significa que tendrán que seguir centralizando su producción alrededor del proceso de 14 nm durante al menos un año más.
Con este panorama no es extraño que Bob Swan haya querido salir al paso y confirmar que invertirán 1.000 millones de dólares para reforzar su capacidad productiva bajo el proceso de 14 nm. Estamos ante un mensaje que busca tranquilizar al mercado (y al canal), pero no está nada claro que vaya a ser suficiente para cubrir una demanda creciente que además se verá agravada por el lanzamiento de los nuevos procesadores Core 9000, una generación basada en el proceso de 14 nm++ que Intel lanzará a mediados de octubre.