Intel está teniendo problemas para cubrir la demanda de procesadores y chipsets fabricados en proceso de 14 nm. La razón es muy simple, el gigante del chip lleva varios años estancado en dicho proceso productivo, lo que significa que prácticamente todos sus productos dependen de él y que no tiene un buen margen de maniobra para cubrir una demanda creciente.
Esto ha derivado en una escasez de procesadores y chipsets Intel fabricados en proceso de 14 nm, un escenario problemático que ya ha empezado a tener consecuencias en el canal. Los precios han subido, y según los analistas de JP Morgan acabará afectando también a las ventas de PCs durante el cuarto trimestre del año.
La situación ya fue complicada desde el pasado trimestre, pero alcanzará su punto álgido en la recta final de 2018. Según las previsiones de dicha firma de analistas se espera que las ventas de PCs caigan entre un 5% y un 7%. Es posible que a partir del primer trimestre de 2019, la situación mejore o que al menos se normalice, pero de momento es imposible asegurar nada ya que Intel se encuentra en una etapa de transición hacia el proceso de 10 nm, un movimiento muy complicado que arrastra desde hace varios años.
Los analistas creen que AMD podría ser la gran beneficiada de esta situación y la verdad es que no les falta razón. Las acciones de la compañía de Sunnyvale han crecido de forma notable durante los últimos meses y pintan un momento dorado para AMD que no parece que vaya a cambiar a corto plazo.
Intel esperaba dar el salto a los 10 nm hace años, pero al final se han ido produciendo retrasos continuados que han dejado al gigante del chip en una situación complicada. La falta de competencia por parte de AMD permitió a los de Santa Clara tomarse las cosas con calma, pero la llegada de los procesadores basados en las arquitecturas Zen y Zen+ ha sacudido el mercado, y de qué manera.
AMD ha vuelto a competir de tú a tú con Intel, y esto ha vuelto a centrar la atención en los problemas que está dando el proceso de 10 nm al gigante del chip. La transición a dicho proceso está siendo caótica porque no es posible alcanzar una tasa de chips funcionales por oblea que se pueda considerar como rentable, y parece que seguirá sin ser viable a nivel comercial hasta finales de 2019 o principios de 2020.
Esto quiere decir, en resumen, que el proceso de 14 nm de Intel tiene por delante como mínimo un año más en el mercado, tanto en lo que respecta a procesadores de consumo general como profesionales.