No es eterno el que no muere, si no el que no es olvidado. Esta misma mentalidad es la que parece están comenzando a adoptar las diferentes empresas, cuyo nuevo objetivo es lograr modernizarse y llegar así al mayor número de clientes posible, y a su vez, destacarse frente a sus competidores.
Muchas de las grandes tecnológicas que hasta ahora habían optado por la venta en exclusiva de sus productos a través de internet, están comenzando ahora por abrir tiendas físicas en las grandes ciudades. Mientras tanto, otros negocios más “clásicos” como las cadenas de supermercados, comienzan a probar suerte con la venta on-line.
Los retos del comercio on-line no son tan diferentes de los del tradicional: se debe prestar una buena atención al cliente y un buen servicio postventa. Y es que la venta on-line no depende únicamente de factores como la edad, habiéndose analizado un público potencial entre los 20 y 65 años.
Los supermercados suelen tener tiendas físicas en muchas zonas del país, limitadas principalmente por la falta de capacidad para llegar a otros públicos, ya sea por lejanía, la falta de tiempo, o por la presencia de otras cadenas más cercanas a los clientes. Es por eso por lo que muchos están comenzando a ofrecer también sus servicios a través de internet.
Su objetivo, competir con los otros supermercados locales y nacionales que disponen de venta on-line, como El Corte Inglés o Carrefour, u otros internacionales como Amazon, que actualmente opera todavía sin tienda física.
Lidl, la cadena de supermercados alemana, se inició este lunes en la venta on-line de productos (sólo los incluidos en sus catálogos promocionales, y excluyendo por el momento alimentación), disponible por el momento en exclusiva en la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, las tiendas físicas continúan funcionando como reclamo, incluso de cara a las ventas electrónicas, por lo que es recomendable contar con una estrategia que aúne ambos formatos de venta (on-line y off-line). Anteriormente considerados como dos planos independientes, las grandes empresas ya apuestan por generar una mayor fluidez entre ambos.
La principal diferencia reside en el valor añadido que le aporta el canal retail a la marca: no son simples lugares donde comprar, sino que ofrecen un medio en el que probar y ver lo que se va a comprar finalmente. Otro de los factores más influyentes es el contacto humano, el poder contar con un asesoramiento y una mayor información de forma previa a la compra.
Los mejores ejemplos son los de grandes empresas como Google, Huawei, Xiaomi, Apple o Samsung, que están comenzando su expansión en tiendas físicas bajo las premisas de un mejor y más cercano contacto de la marca y los clientes.