Tras el anuncio y la disponibilidad de la memoria HBM2 se produjo el lanzamiento de una serie de soluciones gráficas y de computación que estaban enfocadas a mercados muy distintos, aunque tenían en común un alto rendimiento y un precio elevado.
Esto último es consecuencia directa del alto coste de fabricación y de encapsulado que tiene la memoria HBM2, un componente que se caracteriza por estar apilado en 3D y no distribuido de forma horizontal sobre el PCB como ocurre con la memoria GDDR5 y GDDR5X.
NVIDIA ha apostado por la memoria HBM2 con sus soluciones gráficas Tesla P100, Quadro GP100 y la reciente GTX TITAN V. Todas ellas están equipadas con dicho tipo de memoria y se dirigen al sector profesional (inteligencia artificial y computación de alto rendimiento).
En el caso de AMD su apuesta ha sido diferente. La compañía de Sunnyvale ha lanzado tanto soluciones profesionales como de consumo general basadas en la memoria HBM2 (Radeon Vega Pro y Radeon RX Vega), aunque los modelos comerciales han llegado con un precio muy elevado.
No podemos olvidarnos de Intel. El gigante del chip también confirmó su apuesta por la memoria HBM2 en sus soluciones de alto rendimiento para inteligencia artificial conocidas como Lake Crest, y basadas en unidades Nervana Neural Network.
Está claro que dicha memoria ha llamado la atención de los grandes y que tiene sentido en el sector profesional, pero su elevado coste y las dificultades productivas se mantendrán como dos problemas importantes que limitarán su despegue y limitarán su adopción.