La venta internacional puede ser una excelente alternativa para expandir mercado y dar un impulso a las ventas. Esta alternativa tiene mucho potencial a nivel general ya que hay mercados con un gran crecimiento, pero por cercanía y por las condiciones ventajosas para sus Estados miembros Europa es uno de los que más debemos tener en cuenta.
En este sentido podemos ver que aunque la venta internacional representa una oportunidad clara también está muy desaprovechada. La gráfica que acompañamos refleja el porcentaje de empresas de cada país que vende sus productos a otros países miembros de la Unión Europea, y en el caso de España la cifra apenas llega a un 37% (basado en datos de 2016).
Esto quiere decir que sólo poco más de un tercio de las empresas españolas vendieron fuera de nuestras fronteras el pasado año, una cifra que se eleva al 46% en nuestro vecino Portugal y que llega a un impresionante 71% en la isla de Chipre.
Sabemos que no son los aranceles ni las tasas ya que no existen entre miembros de la Unión Europea pero el principal problema sigue siendo una cuestión de costes, en este caso operativos.
Para vender entre países de la unión es necesario afrontar unos gastos de envío que pueden llegar a ser muy altos, y al mismo tiempo en ocasiones puntuales el vendedor tendrá que asumir gastos por devolución y reenvío si se suministran productos defectuosos.
Esto desanima a muchas empresas a operar más allá de sus fronteras, pero debemos tener en cuenta que el idioma también actúa como una barrera importante. En este caso lo más habitual suele ser recurrir al inglés para simplificar la comunicación, pero puede ser un problema con clientes que no tengan ni siquiera un nivel básico de dicho idioma.