Con el lanzamiento del Galaxy S8 el gigante surcoreano ha introducido el reconocimiento facial como un elemento más de autenticación biométrica, una novedad importante que abre nuevas posibilidades no sólo de cara a la protección del dispositivo, sino también como medio de identificación y validación en pagos móviles.
Es un sistema muy interesante, ya que utiliza algo verdaderamente único para validar los pagos, el rostro del usuario. Con esa premisa podemos pensar que efectivamente puede ofrecer una seguridad igual o incluso superior a la de otros sistemas, como el de identificación por huella dactilar, pero la realidad es muy distinta.
Aunque el sistema utiliza el rostro del usuario como medida de autenticación lo cierto es que está lejos de ser perfecto, ya que se puede manipular mostrando una simple fotografía estática con la cara de la persona registrada.
Esto quiere decir que es muy fácil engañarlo, y que por tanto no cumple con ese nivel mínimo de seguridad y de fiabilidad que es imprescindible para un sistema que llevará a cabo una función tan importante como la de autorizar la realización de pagos.
Con eso en mente es comprensible que el reconocimiento facial del Galaxy S8 no esté preparado para ser utilizado de forma conjunta con pagos móviles, aunque la explicación que ha dado un portavoz de Samsung ha sido un poco diferente a la que os hemos dado nosotros:
«No necesitamos utilizar el reconocimiento facial para las transacciones financieras móviles porque ya hay tecnologías biométricas de alto nivel como el escáner de iris y el reconocimiento de huellas dactilares. La pregunta de cuándo se utilizará no es importante».
Es normal que hayan preferido esquivar el tema de la falta de fiabilidad que presenta el reconocimiento facial en sus Galaxy S8, pero los expertos son contundentes y creen que la autenticación biométrica se irá centrando de forma definitiva en el reconocimiento facial y de voz durante los próximos años.