La experiencia nos puede ayudar a detectar si estamos ante un cliente tecnológicamente obsoleto. Sin embargo, no siempre lo podemos tener claro a primera vista y muchas impresiones premeditadas pueden ser desacertadas. Valorar la situación y ver los síntomas más típicos nos puede ayudar.
Hay muchos parámetros que describen al cliente tecnológicamente obsoleto. Ya sea a nivel de consumidor final como corporativo, hay reglas que se cumplen en ambos casos y nos adelantan que tenemos mucho trabajo que hacer para conseguir una actualización tecnológica.
Antes de hacer cualquier valoración debemos saber un poco más del cliente. Conocer su entorno o hacer algunas preguntas claras que nos hagan ponernos en situación. Estos son los síntomas generales a atender para detectar a ese cliente que es una oportunidad:
Cuando estamos ante un cliente corporativo, debemos fijarnos en alguna cuestión más que nos dé más datos para abordar nuevos proyectos.
En cualquier caso no solo debemos valorar al cliente en cuestión y su oportunidad tecnológica, también tendremos que estar atentos a su personalidad. Cada uno es un mundo y dependiendo a quien tengamos delante deberemos actuar de una forma u otra.