«No tengo nada que vender». A partir de ahí el caos y el miedo pueden inundar a los vendedores. Esta simple frase puede tener diferentes causas detrás, pero revela una cuestión clara: la ausencia de negocio en un momento dado que puede ir mucho más lejos si se prolonga.
Debemos tener en cuenta que una tienda ya sea física u on-line siempre debe tener catálogo. Entrar en un comercio y encontrarse las estanterías vacías da mala imagen. De una forma u otra debemos contar con productos y estar preparados para atender la demanda de los compradores.
Es cierto que existen ciertas tendencias que son imprevisibles. ¿Quién podría pensar que iba a triunfar un palo de selfie? ¿Por qué tener inventario de ese accesorio?, pensarían muchos en un primer momento. Una apuesta que iniciaron otros y consiguieron vender y vender, incluso quedándose sin stock.
Cómo combatir el inventario a cero
Mantener el equilibrio entre un inventario suficiente pero no excesivo es complicado. Los metros cuadrados de almacén tienen unos costes que deben ser ajustados para que el negocio tenga futuro. Entonces ¿Cómo nos enfrentamos a estas temibles palabras?.
Lo primero que tenemos que pensar es en el cliente. No solo remitirnos a lo que día a día nos van pidiendo sino también a lo que está guiando el mercado o productos que en un momento dado se vuelven imprescindibles. Estar muy atentos a estas modas, nos ayudará a tener qué vender.
Pero puede darse la situación de que no tenemos el artículo que quiere nuestro cliente. Ese es el momento de ofrecer un servicio interesante para él; una petición a almacén y comunicación de cuando llegará o un servicio de envío a domicilio del producto en pocos días. Ideas que aportan valor.
Además, podemos ofrecer otras opciones de compra. Si un cliente, por ejemplo, necesita un cartucho de impresión de color en ese mismo momento pero no hay disponibilidad, podemos decantarnos por uno negro. Al menos, le salvaremos de poder entregar aquel trabajo de su hijo que necesita para mañana.
