Si pensamos en lo puramente tecnológico nos vendrán a la cabeza productos como ordenadores, teléfonos móviles o impresoras. Sin embargo, hace mucho que la tecnología ha dejado de ser solo eso y ha inundado sectores que, a priori, poco tienen que ver.
La tecnología se ha convertido en un factor decisivo en ámbitos como la automoción. Un estudio de Wunderman apunta que la innovación dentro de un coche es el tercer valor más destacado a la hora de comprar (16%). Por encima solo el precio y el diseño (ambos, 21%). Por debajo, la ecología (6%) e incluso, la fiabilidad (3%).
Pero la automoción no es una excepción, otros sectores como los relojes, la hostelería, el deporte o la distribución han visto como la tecnología es un negocio que ayuda a vender más. Innovando se puede conseguir estar más cerca del cliente y dar el valor necesario.
En el plano de los relojes, aunque ha habido muchos antecesores, el Apple Watch ha demostrado que el negocio está ahí. El primer millón de unidades vendidas en un fin de semana vaticina un futuro prometedor ya previsto. Pero no es el único. Los fabricantes tradicionales de relojes han visto el filón y ya tienen sus propuestas sobre la mesa.
La hostelería tampoco se olvida de la tecnología para ser más eficaces. Aunque todavía son pocos, algunos restaurantes ya disponen de tablets para consultar los menú y soluciones como vMenu demuestran que hay opciones.
En el caso del retail, la realidad es más evidente con ejemplos que crecen y crecen siendo uno de los sectores verticales más jugosos. Soluciones de realidad aumentada en logística e innovaciones dentro de la tienda como la señalización digital o geolocalización solo hacen que los comercios puedan dar más valor gracias a la tecnología.
Las pulseras inteligentes han revolucionado el mundo del deporte, hasta ahora bastante ajeno a la tecnología clásica. Fitbit y otros modelos similares han acercado a muchos usuarios con previsiones más que optimistas. Las cámaras tipo GoPro especialmente diseñadas para deportes extremos son una prueba más de la integración tecnológica en este sector.
Pese a que ejemplos de este tipo podemos encontrar en muchas otras áreas, estos ejemplifican la diversificación que ha sufrido la tecnología en los últimos años. Hablar solo de ordenadores o periféricos es una visión demasiado reduccionista que quizás no nos deja ver otros negocio más que interesante. ¿Valoramos la tecnología no tecnológica?