Spencer Kleyweg, usuario de estos centros de Google anunciaba que los espacios que daban cobertura técnica y mostraban a los potenciales clientes cómo funcionaba las Google Glass, cierran. Concretamente se trata de las bases de operaciones en Los Ángeles, San Francisco, Nueva York y Londres.
Justo la noticia coincide con un descenso de popularidad que hace lógico que el despliegue de medios vaya frenando. Hace unas semanas veíamos como la lenta llegada y éxito comercial de las gafas inteligentes de Mountain View estaba haciendo que los desarrolladores perdieran el interés:
«Si se hubieran vendido 200 millones de Google Glass, quizás lo veríamos desde otra perspectiva. Pero no hay mercado en este terreno», comentaba Tom Frencel, director ejecutivo de Little Guy Games, empresa desarrolladora de un juego para las gafas.
Precisamente parece que este está siendo el problema de Google Glass: la falta de ventas. Lo que parecía que iba a ser un boom, se ha convertido en una larga carrera en la que todavía el público general no ha podido probar este wearable y el precio ha espantado a los pocos que han podido probarlas.
Así, las Google Glass están en un limbo en el que no se sabe muy bien que pasará. Hasta 2015, que parece la fecha en la que se comercializarán en masa, no veremos si son el primer proyecto wearable que pasará a la historia tecnológica o si realmente se convierten en la explosión comercial que quiere Google.