En plena era del comercio electrónico, parece que la gran apuesta siempre está en los medios digitales. Sin embargo, pese a los malos tiempos, la tienda física todavía es un reclamo. Tanto es así que gigantes como Microsoft, Samsung, Apple o Samsung ven vital la supervivencia de estas redes comerciales para garantizar la suya propia. Pero ¿Qué tiene un comercio físico que no puede aportar uno on-line?
El primer aspecto y más importante es la posibilidad de tocar los productos. Muchos consumidores aprovechan las tiendas físicas para tener un primer contacto con el próximo smartphone o cámara fotográfica que se van a comprar. Es el llamado showrooming que ha hecho que tiendas como Best Buy se planteen técnicas de reclamo para evitar la fuga de ventas.
Más allá de la posibilidad de tener entre las manos un producto electrónico, los consumidores más inexpertos buscan en la tienda física asesoramiento. Muchos no cuenta con los conocimientos adecuados para saber cuál es el mejor tablet que se adapta a sus necesidades. Es por ello que acuden a estos comercios para oír la opinión de un experto.
Pero eso no es todo. Las tiendas física también son un espacio ideal para aquellos que quieren más. Muchos clientes no solo buscan el comprar un ordenador y disfrutar de él sino también tener la ocasión de compartir experiencias con otros usuarios, poder tener un servicio de ayuda y/o reparación o añadir mejoras a su equipo. Para ello, la tienda perfecto es un lugar idóneo.
La crisis de la tienda física
Muchos grandes establecimientos de tecnología han cerrado sus puertas. Saturn, PC City, Pixmania o Darty se han ido del mercado español ante la imposibilidad de seguir. Además, pequeños comercios que no pertenecen a franquicias ven como el consumo se desvanece mientras intentan sobrevivir y reinventarse.
Pese a las ventajas y el valor añadido de una tienda física, las desventajas también son palpables. La crisis de consumo ha azotado a estos establecimientos que tienen muchos más costes que una tienda on-line. Un hecho unido al deterioro del consumo y la explosión de competidores en el ámbito de Internet al que les cuesta hacer frente. Aunque algunos lo han conseguido.
Además, los fabricantes tecnológicos parece que están más pendientes de la concentración de grandes redes de venta de electrónica de consumo relegando a un segundo puesto a la mayoría más pequeña. Todo ello tiene su lógica en el cambio de hábitos de los consumidores que ponen su atención en los grandes comercios capaces de ser más competitivos.
Tampoco ayuda demasiado las tiendas propias de los fabricantes. Las marcas abren sus locales comerciales para mostrar al público sus novedades y conseguir que puedan tocar y deleitarse con sus productos. Ejemplos como Microsoft, Samsung o Apple son «el pan nuestro de cada día» en el retail.
El futuro de la tienda física
Entonces ¿Cuál es el porvenir de una tienda física? ¿Tienen sentido en un mundo cada vez más on-line? La respuesta es un rotundo sí. Como decíamos al inicio de la noticia, el valor de estos comercios está en su cercanía, en su asesoramiento y su capacidad de dar una experiencia de producto que lo on-line no puede dar de la misma forma.
Evidementemente, la crisis de la tienda física está ahí. Sin embargo, los fabricantes las necesitan porque son el mejor expositor para sus productos. Los mostradores y carteles publicitarios -sobre todo en el gran retail- son el mejor ejemplo para demostrar que hay larga vida. Paradojicamente, una vida que se combina con las tiendas propias de las marcas, cada vez más presentes.
Aún así, los fabricantes necesitan al retail físico. Son su baza para conseguir atraer a sus clientes y hacer frente al showrooming o aprovechar el fenómeno ROPO. En definitiva, son una de sus armas para seguir vendiendo más y por ello seguirá viviendo. Eso sí, su supervivencia pasa por la reinvención.
