Seguro que a diario recibimos y/o enviamos cientos de correos electrónicos; unos personales, otros profesional y otros comerciales. Estos últimos suelen ser los más irrelevantes no tanto porque no sean interesante sino porque no están formulados de la manera correcta. Precisamente, esto es uno de los aspectos por los que los usuarios desechan de su bandeja de entrada ciertos e-mails a los que están suscritos.
La meta final de una newsletter es de una forma u otra vender. Las empresas envían estos contenidos para estar presentes en el recuerdo de sus clientes y crear una necesidad comercial. Con la idea de afinar el envío, hemos elaborado esta guía práctica que pretende establecer una pautas para redactar el «e-mail comercial» perfecto. Por supuesto, el tipo de público, la frecuencia y el negocio requerirán unas especificaciones más concretas, pero se seguirán basando en estas líneas generales.
Asunto
El primer acercamiento a un e-mails siempre viene de la mano del asunto. Podemos hacer una newsletter preciosa con todos los parámetros perfecto pero si no conseguimos llamar la atención del emisor con el asunto todo ese trabajo será en balde. Debemos explicar en pocas palabras lo que queremos transmitir en el resto del e-mails. Sería algo así como crear un titular atrayente que incite a seguir leyendo o, en este caso, abrir el correo electrónico.
Identificación
Lo primero que tenemos que pensar es que muchos usuarios se inscriben en diferentes newsletters de su sector para estar al día de todo. Es por ello que mostrarle en un primer vistazo quiénes somos siempre que le enviemos una comunicación es clave. Algo así como:
Ya sea por el logo o un enunciado con el nombre de la marca y eslogan, tiene que ser más que evidente quién es el emisor de la comunicación. Además, ofrece información adicional corporativa a los receptores de la empresa en el pie o encabezado del correo se tiene que convertir en una constante con la que los usuarios se sientan identificados.
De esta forma, también suele ser importante seguir un patrón más o menos constante que se puede ir actualizando con el tiempo pero no cambiar radicalmente para conseguir que el e-mail se convierta en una costumbre.
Frecuencia
Si decidimos que todos los martes por la mañana enviaremos nuestra newsletter comercial, debemos respetar esa fecha. No es buena idea bombear a los usuarios con más e-mails si hemos establecido esa frecuencia o cambiar el día a no que sea importante por otros motivos. Crear una sensación de costumbre, al igual que con el diseño, es fundamental para que los usuarios esperen la cita con la newsletter.
No obstante, algunas optan solo por enviar correos comerciales cuando creen que tienen algo importante que decir ya sea una oferta, un anuncio o un mensaje para sus clientes o potenciales. Esta estrategia también es válida pero es verdad que se pierde esa continuidad en pro del morbo que puede suscitar no saber algo de una empresa en mucho tiempo y ver novedades.
Tipología
Debemos pensar en que tipo de newsletter queremos enviar. ¿Un boletín de noticias sobre la compañía? ¿Mejor sobre el sector? ¿Opiniones de expertos? ¿Reservamos estos contenidos para ofertas concretas? Dependiendo de la opción elegida tendremos que elaborar una estrategia y esquema que nos permita rellenar la newsletter en el período que hayamos establecido, si lo hemos hecho.
Así, no será lo mismo enviar una campaña promocional que invitar a los receptores a leer sobre el mercado de servidores o la opinión de un experto en infraestructuras, por ejemplo. El mensaje, tono y formato tiene que ser diferente.
No nos podemos olvidar de que una newsletter independientemente del modelo que escojamos siempre persigue un fin marketiniano. Es por ello que dar la posibilidad a los usuarios de que sigan informándose en la web corporativa, conozcan más sobre nuestra oferta o simplemente nos visiten para tener una mejor visión de nuestro negocio es clave. Además de ello intentar que el máximo posible de elementos sean enlazables nos ayudará a conseguir nuestro objetivo.
Personalización
A todos nos gusta que nos traten de forma personal. Es por ello que la personalización, posible gracias a los programas de envío de newsletters, puede ser otra herramienta de acercamiento a los clientes o potenciales.
Si bien podemos utilizar este recurso para decir «Estimado Manuel Cruz» también podemos aprovechar para rizar más el rizo y enviar solo la newsletter a los receptores que realmente están interesados. Si por ejemplo, lanzamos una oferta de seguridad donde se apuntan x clientes, podemos enviarles soluciones o servicios adicionales para que sigan consumiendo en ese sector.
El tiempo es oro
Para todos es complicado leer todos los e-mails que llegan a la bandeja de entrada. Es por ello que intentar ser concisos en la idea que queremos transmitir es esencial. Ofrecer la posibilidad de que el receptor pueda saber a que nos referimos en un simple vistazo le ayudará a no tener que pararse a leer y decidir si realmente está interesado o no. Después, si es necesario buscará información en los enlaces. No obstante, lo recomendable es que una newsletter no se tarde en leer más de 1 minuto.
Más calidad, menos cantidad
Unido al anterior punto tenemos que priorizar la calidad ante la cantidad. De nada sirve escribir 5 párrafos sobre virtualización si el cliente abre el e-mail y su primera impresión es negativa. Es por ello que debemos recurrir a imágenes atrayentes, títulos sugestivos y enlaces que den más información. Todo ello con el objetivo de captar la atención para después generar la demanda fuera del propio correo electrónico.
Bonus track
No obstante, crear la newsletter perfecta necesita muchos más recomendaciones además de una estrategia que nos ayude a convertir el correo electrónico en una herramienta de marketing eficaz. ¿Quieres descubrir las fórmulas?