Aunque el positivismo no está muy cerca de Windows 8, el software junto a su hermano Windows 7 ha hecho posible este crecimiento. De hecho, ambos han crecido. La última versión ha pasado del 1,11% al 1,77% mientras que el anterior sistema ha crecido del 44,71% al 45,11%.
Por el contrario, los eternos fiascos de Microsoft han caído en cuota. Windows Vista, un 0,03% mientras que Windows XP cayó un 0,74%. Unos porcentajes que todavía les dejan con más del 40% del mercado entre los dos, pese a la caída por debajo de los 40 puntos de Windows XP.
Las expectativas para con Windows 8 eran muy altas. Sin embargo, por el momento la gran explosión de ventas augurada no se ha producido, aunque Microsoft asegure que las previsiones se están cumpliendo con buenos datos y los fabricantes defiendan sus modelos con Windows 8.
El sistema operativo consiguió sobrepasar el 1% de cuota de mercado en algo menos de 2 meses después de su salida oficial. Desde ahí, el empuje de las marcas y el canal -al que ha incentivado Microsoft fuertemente– no está haciendo que los consumidores compren en masa. El nuevo interfaz y la crisis tienen quizás gran culpa de ello.