Resulta que los carriers europeos consideran que la estrategia de marketing seguida por el fabricante finlandés no ha sido la adecuada y que además algunos fallos en el software y el precio han terminado por enfadar a usuarios y posibles compradores.
Suena duro, pero “nadie llega a la tienda y pide un teléfono Windows», dijo un alto ejecutivo a cargo de los dispositivos móviles en un operador europeo y que permanece en el anonimato. Y los que lo piden ven como los vendedores optan por promocionar otros modelos.
Pero quizás lo más duro para Nokia, pero sobre todo para Microsoft, es que mucha gente piensa que si los Lumia, con su hardware, incluyeran Android y no Windows Phone, serían más fáciles de vender.